Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Quatermain80:
7
Intriga. Cine negro. Thriller Un policía encargado de ocuparse de la delincuencia juvenil se enamora de la hermana de uno de los cabecillas. (FILMAFFINITY)
2 de marzo de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son ya varias las películas que he comentado de este realizador británico, hasta hace poco casi un completo desconocido, pues sólo había visto alguno de sus filmes más tardíos, como "Khartoum", una gran superproducción aventurera. Sin embargo, descubrir algunas de las películas que realizó en los 50 y primeros 60 ha sido una suerte, pues constituyen un precoz ejemplo de la introducción del realismo social en el cine británico. Al igual que ocurrió con ciertos realizadores franceses oscurecidos por la generación de la Nouvelle Vague, Dearden fue desdeñado por los nuevos autores del Free Cinema, lo que no deja de ser curioso, toda vez que la carga crítica de algunas de sus películas ("Sapphire", "Victim" o esta misma) fue realmente importante y pionera.

En el presente caso el argumento aborda el problema de la delincuencia juvenil, y para ello, como es habitual en el cine de Dearden, una investigación policial en torno a una serie de incendios provocados sirve para introducir a los personajes, ambientes y situaciones. La película trata de mostrar (a veces con cierta ingenuidad, tal vez inevitable, dado lo novedoso del tema en aquellos años) las raíces de los problemas que afectan a los jóvenes, como son los hogares desestructurados; así, los jóvenes protagonistas de la película (una joven familia de cuatro hermanos) carecen de referentes paternos, ausentes por una u otra razón, y es una sobrepasada hermana mayor (Cathie) la que debe hacerse cargo de la situación. La deriva criminal es ejemplificada por su hermano Johnnie, una especie de "joven airado" que capitanea la pandilla de gamberros locales, adolescentes como él.

Resulta también muy interesante la perspectiva policial que el filme arroja sobre el problema, pues está marcada por la duda entre aplicar la mano dura u optar por otros métodos más preventivos; esta dicotomía es encarnada por el personaje protagonista, el detective Truman, que acostumbrado a tratar con malhechores deberá cambiar su modus operandi al vérselas con niños y adolescentes.

En cierto modo, la película, al centrarse en Johnnie y Truman, refuerza la idea de tránsito que ambos encarnan, pues el primero, desde cierto gamberrismo se encamina hacia el delito, mientras que el segundo, que provenía de un mundo que sólo entendía el castigo, deriva hacia una posición más abierta y socialmente comprometida con las causas de los problemas. La postura del guión (originalmente escrito para el filme) es ésta última, y la refuerza a través de personajes como Cathie, el sacerdote o el director del colegio. Quizás pueda criticarse que el tramo final del filme se deslice por derroteros un tanto efectistas, pero lo cierto es que dramáticamente funcionan, y de paso permiten el lucimiento de David McCallum, que compone a un Johnnie casi desquiciado, que por momentos recuerda a algunos malvados del cine negro (por su físico evoca ligeramente a Richard Widmark).

Bien interpretada en conjunto, con Stanley Baker clavando su papel de policía aparentemente duro, pero en el fondo sensible, y con Peter Cushing encarnando a un seráfico sacerdote, debe destacarse en lo formal la acertada ambientación callejera, que muestra algunas de las viviendas sociales de Liverpool por las que se mueven los protagonistas, y la adecuada banda sonora, en la que el siempre peligroso Rock and Roll hace acto de presencia.
Quatermain80
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow