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Voto de Quatermain80:
7
Thriller. Cine negro Un espía ruso es destinado a la embajada soviética de Ottawa (Canadá) con la misión de obtener información sobre armas nucleares, pero, tras un breve periodo de estancia en el país, decide desertar. (FILMAFFINITY)
13 de marzo de 2010
28 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Realizada tres años después del fin de la segunda guerra mundial, "The iron curtain", que toma su título de la célebre expresión de Churchill, es un magnífico ejemplo de filme propagandístico anticomunista.

La historia, basada en sucesos reales, narra la deserción de un criptógrafo de la embajada soviética en Ottawa (Canadá), revelando la trama de espionaje e infiltración que la URSS estaba desarrollando en aquél país con el objetivo de apropiarse de información relativa al arma atómica.

A cargo del filme está William A. Wellman, realizador notable, responsable ya por entonces de algunos magníficos títulos, como "Beau Geste" e "Incidente en Ox-Bow". En el presente caso, y partiendo de la historia real de este desertor ruso, dirige una película de espionaje que mezcla eficazmente los códigos del thriller y del anticomunismo. El filme es un ejemplo del ambiente de desconfianza reinante entre los dos bloques en aquellos años, marcados por el bloqueo soviético de Berlín y por la obtención del arma atómica por parte de la URSS, que tendría lugar en 1949. Es también la época en que comienza el temor a los infiltrados, a los "agentes durmientes", y en suma, a toda institución, colectividad o individuos sospechosos de simpatizar con el comunismo o con comunistas, circunstancia que se plasmará, dentro del mundo cinematográfico, en la puesta en marcha del Comité de Actividades Antinorteamericanas.

La película, rodada en los emplazamientos originales en que se desarrollaron los acontecimientos, prescinde de secuencias o giros espectaculares o efectistas, optando por una notable sobriedad narrativa que resulta reforzada por el aire documentalista que introduce el empleo ocasional de la voz en off. Tanto el guión como las interpretaciones son correctos, aunque no deslumbrantes ni especialmente emocionantes, pues no son estos efectos los que interesa resaltar. En realidad, el objetivo del filme es alertar del peligro de la infiltración comunista (en los ámbitos políticos, científicos, culturales...), y destacar los defectos y crueldades que caracterizan a sus seguidores (ateísmo, frialdad, fanatismo, etc). En clara contraposición se exalta la libertad y comodidad de la vida capitalista, muy hábilmente plasmada en la secuencia en que la esposa del criptógrafo, recién llegada de Rusia, conoce su apartamento, quedando fascinada ante sus secillos lujos, frutos de la sociedad de consumo.

Por todo lo dicho, "El telón de acero" es una película bien realizada, que se ve con agrado por la sencillez y naturalidad de su narración, y que resulta muy interesante como síntoma de una época de desconfianza y temor en la que ambos bloques acorazaron sus telones políticos, militares y culturales.
Quatermain80
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