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Voto de Quatermain80:
7
Drama. Cine negro Frank Taylor, obrero de una fábrica, cae presa de la desesperación al perder un puesto de capataz que conceden a un extranjero. Tras oír hablar de la Black Legion proamericana, una organización secreta que sigue el ejemplo del Ku Klux Klan, se une a ellos mediante solemnes ritos de iniciación. Frank pasa cada vez más tiempo fuera de su casa, tomando parte en las acciones de ese reinado del terror, despertando las sospechas de su mujer... (FILMAFFINITY) [+]
13 de julio de 2012
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la segunda mitad de la década de los treinta, y en el contexto del New Deal impulsado por Franklin Delano Roosevelt, proliferaron en el cine estadounidense películas que, a caballo entre el drama social y el género "protonegro", realizaban amplias denuncias y críticas de la sociedad y la moral del país. Recordemos que por esos años Fritz Lang realizaría "Furia" (1936) y "Sólo se vive una vez" (1937), o que Raoul Walsh se apuntaría también a esta fórmula, de la mano de "They drive by night" (1940), obras todas ellas que se ajustan al patrón antes mencionado.

Establecido así el contexto, la presente película se revela como un buen ejemplo de las claves ideológicas y narrativas de este tipo de historias; aunque lo más común en la mayoría de filmes de esta clase era "estropear" el final, recurriendo al manido "happy end", en éste resulta apreciable la dureza del argumento y la ausencia de paños calientes. El guión, francamente notable, analiza las claves de los prejuicios raciales e identitarios que experimenta la sociedad estadounidense, centrándose en este caso en la clase obrera, al tiempo que alerta y denuncia la proliferación de sectas totalitarias, como lo es esa "Legión Negra", alter ego del célebre Ku Klux Klan.

Así, más allá de los dramas particulares desarrollados a lo largo de la película, lo que el guión enfatiza es un discurso radicalmente contrario a la ideología WASP (white, anglo-saxon, protestant), que había alcanzado una influencia enorme (sobre todo en el sur), contándose sus seguidores por millones. Otro de los grandes aciertos argumentales es el análisis que se hace del impacto de la inmigración en la clase obrera, y cómo ese impacto, arteramente utilizado y manipulado por estas sectas y corrientes ideológicas, es el caldo de cultivo de la intolerancia, el racismo y el totalitarismo (en este sentido, el discurso del juez resulta una perfecta síntesis de los objetivos de la cinta, así como la más acabada expresión de su talante democrático). Lo único que cabe reprocharle al argumento es que la violencia no se ejerce sobre el colectivo que más frecuentemente la sufría, el afroamericano, totalmente ausente en la película.

Con una realización correcta aunque convencional, y unas interpretaciones eficaces pero no deslumbrantes, la película se sustenta en el guión, destacando en todo momento la fuerza y honestidad de su mensaje, de validez universal y plena actualidad, tal vez no tanto en lo relativo a las sectas, pero sí en las actitudes de desconfianza y rechazo al "otro", al inmigrante, que son hoy tan frecuentes o más que entonces.
Quatermain80
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