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Voto de Quatermain80:
6
15 de abril de 2011
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un interesante ejercicio de indagación y reconstrucción histórica acerca del apasionante y enrevesado asunto del Banco Ambrosiano, que desató un escándalo mayúsculo en la Italia de principios de los 80.
Es digno de alabanza el empeño del director -un Giuseppe Ferrara cuya apuesta por estas temáticas le han condenado al ostracismo- por plasmar en dos horas de metraje las complejísimas redes de intereses, de uno u otro signo, que concurrieron en los oscuros negocios de la mencionada institución bancaria, presidida por Robero Calvi, personaje que sirve de eje fundamental en la película. Debe advertirse que el afán de fidelidad histórica con que se aborda el asunto, hace que el argumento sea complejo, difícil de seguir para quien no tenga ciertos conocimientos previos acerca del mismo, pero que también es de agradecer que se evite así caer en cualquier simplificación o maniqueísmo fácil.
La mayor virtud del filme es que logra captar y transmitir una realidad compleja, y que hoy sigue estando de plena actualidad: la opacidad extraordinaria (y criminal) con la que operan los bancos entre sí, realizando negocios extraordinarios y dudosos, en los que todo se blanquea, se distrae, se disfraza y se oculta. El Banco Ambrosiano fue un instrumento útil para que el dinero de la Mafia (sabiamente administrado por el mítico Michele Sindona), resultara blanqueado y transferido a lugares más seguros, todo ello con conocimiento del Vaticano (a la postre accionista mayoritario por medio del Instituto de Obras de la Religión, encabezado por monseñor Marcinkus), que también lo empleaba para obtener pingües ganancias escapando al control de la legislación bancaria italiana. También planeaba por allí el interés de cierto servicio secreto "paralelo", el de la logia masónica P2 (que integraba a poderosas personalidades de la banca, la política y la burguesía), y el conocimiento y la colaboración de los dos grandes partidos políticos, la Democracia Cristiana de Andreotti, y el Partido Socialista de Craxi.
Que todos estos "actores", tan dispares entre sí, coincidieran en torno a este asunto, se debió fundamentalmente a la dinámica de la Guerra Fría en Italia, país fronterizo frente al comunismo, y con un partido comunista extraordinariamente potente. La necesidad de alejar a éste del poder fue la que unió a todas las instituciones, partidos, familias mafiosas (a un lado y otro del Atlántico) antes mencionada en un objetivo común. Logrado éste, pareció lógico que los contactos entablados sirviesen también para el enriquecimiento de todos, haciendo gala de un soberbio conocimiento de las posibilidades que la globalización (que es mucho más antigua de lo que se piensa) proporciona a los que tienen dinero y saben moverlo.
Continúa en spoiler, sin revelar detalles.
Es digno de alabanza el empeño del director -un Giuseppe Ferrara cuya apuesta por estas temáticas le han condenado al ostracismo- por plasmar en dos horas de metraje las complejísimas redes de intereses, de uno u otro signo, que concurrieron en los oscuros negocios de la mencionada institución bancaria, presidida por Robero Calvi, personaje que sirve de eje fundamental en la película. Debe advertirse que el afán de fidelidad histórica con que se aborda el asunto, hace que el argumento sea complejo, difícil de seguir para quien no tenga ciertos conocimientos previos acerca del mismo, pero que también es de agradecer que se evite así caer en cualquier simplificación o maniqueísmo fácil.
La mayor virtud del filme es que logra captar y transmitir una realidad compleja, y que hoy sigue estando de plena actualidad: la opacidad extraordinaria (y criminal) con la que operan los bancos entre sí, realizando negocios extraordinarios y dudosos, en los que todo se blanquea, se distrae, se disfraza y se oculta. El Banco Ambrosiano fue un instrumento útil para que el dinero de la Mafia (sabiamente administrado por el mítico Michele Sindona), resultara blanqueado y transferido a lugares más seguros, todo ello con conocimiento del Vaticano (a la postre accionista mayoritario por medio del Instituto de Obras de la Religión, encabezado por monseñor Marcinkus), que también lo empleaba para obtener pingües ganancias escapando al control de la legislación bancaria italiana. También planeaba por allí el interés de cierto servicio secreto "paralelo", el de la logia masónica P2 (que integraba a poderosas personalidades de la banca, la política y la burguesía), y el conocimiento y la colaboración de los dos grandes partidos políticos, la Democracia Cristiana de Andreotti, y el Partido Socialista de Craxi.
Que todos estos "actores", tan dispares entre sí, coincidieran en torno a este asunto, se debió fundamentalmente a la dinámica de la Guerra Fría en Italia, país fronterizo frente al comunismo, y con un partido comunista extraordinariamente potente. La necesidad de alejar a éste del poder fue la que unió a todas las instituciones, partidos, familias mafiosas (a un lado y otro del Atlántico) antes mencionada en un objetivo común. Logrado éste, pareció lógico que los contactos entablados sirviesen también para el enriquecimiento de todos, haciendo gala de un soberbio conocimiento de las posibilidades que la globalización (que es mucho más antigua de lo que se piensa) proporciona a los que tienen dinero y saben moverlo.
Continúa en spoiler, sin revelar detalles.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Si el resultado final no es óptimo, ello se debe, aparte de la mencionada complejidad del tema, a cierta indefinición genérica, que aproxima el filme al documental. Esto resulta lógico desde el momento en que el realizador y los guionistas apuestan por la fidelidad histórica (que les obliga a incluir textos sobreimpresionados, para aclarar hechos o identificar personajes), pero también es evidente que el primero ha intentado evitarlo, dramatizando ligeramente la historia al centrarse en la figura de Calvi, sus relaciones y su vida familiar. Convencionalmente realizada, la cinta cuenta con un buen guión, que debió requerir un trabajo de documentación enorme, y correctas interpretaciones, tanto de los secundarios (estupenda caracterización de los actores que interpretan a Andreotti y Craxi) como de los protagonistas, contando con el saber hacer de Antonutti, Giannini y Hauer.
En conjunto, una película muy recomendable, especialmente para quien esté interesado en estos temas, pero que debería ser apreciada por el público en general, pues su argumento muestra y sugiere prácticas que han estado vigentes hasta hoy día, y que según parece seguirán estándolo por mucho tiempo, amparándose en su aparente invisibilidad.
En conjunto, una película muy recomendable, especialmente para quien esté interesado en estos temas, pero que debería ser apreciada por el público en general, pues su argumento muestra y sugiere prácticas que han estado vigentes hasta hoy día, y que según parece seguirán estándolo por mucho tiempo, amparándose en su aparente invisibilidad.