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Voto de Quatermain80:
8
Documental Salvador Allende pone en marcha un programa de profundas transformaciones sociales y políticas. Desde el primer día la derecha organiza contra él una serie de huelgas salvajes mientras la Casa Blanca le asfixia económicamente. A pesar del boicot, en marzo de 1973 los partidos que apoyan a Allende obtienen el 43,4 por ciento de los votos. La derecha comprende que los mecanismos legales ya no les sirven. De ahora en adelante su estrategia ... [+]
28 de abril de 2012
24 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo sinceramente que a lo largo de la historia del cine muy pocas veces se ha logrado pulsar con total plenitud, como aquí lo hace Patricio Guzmán y su equipo, la realidad de un proceso histórico; en el caso presente este logro tiene aún más mérito, pues la película se rodó conforme transcurrían los acontecimientos, y ello, que podría haber supuesto un problema de falta de perspectiva, devaluando su valor histórico, en cambio se convierte -en manos adecuadas- en un soberbio ejercicio de historia popular, en la que la multitud (no las masas informes o turbas, sino la suma de individuos conscientes y activos) se erige en auténtica protagonista, en el vehículo narrativo fundamental.

Esta primera parte aborda el triunfo electoral de la Unión Popular de Allende y cómo inmediatamente, constatado su fracaso en las urnas, la oposición -política y social- emprende una serie de actuaciones que, en conjunto, y aplicando la expresión italiana acuñada también por aquellos años, cabe calificar como estrategia de la tensión, esto es, la desestabilización, tanto por medios legales como ilegales, del país, buscando provocar así un estallido social que precipite una solución "de orden". Así, el documental muestra el acaparamiento de abastos por parte de los comerciantes, la ofensiva parlamentaria y judicial contra los ministros de la UP, las huelgas de transportistas y mineros del cobre (instrumentalizadas por la oposición conservadora y por los EEUU, a través de la CIA), y un primer intento de golpe de estado.

En todo momento esto se narra desde la calle, dando voz tanto a quienes apoyan al gobierno como a quienes lo critican o aspiran a derribarlo; la cámara corre y se afana junto a la gente común, de modo que los grandes personajes, incluyendo el propio Allende, ocupan un papel secundario, siendo todo el protagonismo del pueblo, de esa multitud con rostro que se afana en descubrir la película. La labor del operador es soberbia, dada la dificultad práctica que suponía moverse entre las masas; llama la atención, además, la calidad descriptiva de las imágenes, que intentan aportar la máxima información sobre los entrevistados o los filmados (prestando atención a su indumentaria, expresiones, a sus pertenencias domésticas, etc), de forma que cualquier espectador, por ajeno que sea al contexto, puede reconocer la clase social o la tendencia política a las que pertenecen (incluso se permite algunas ironías, como ese fugaz plano, en medio de una algarada callejera, en el que la cámara enfoca la cartelera de un cine, en el que se proyecta "Ciudad violenta", de Sergio Sollima). El guión se limita a una muy escueta voz en off, que enmarca los acontecimientos, y a las escasas preguntas que escuchamos por parte de los documentalistas, muchas veces obviadas. En realidad, el auténtico guión es el resultado de la suma de voces representadas en la película.
Continuará.
Quatermain80
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