Exactamente un año antes de que al otro lado del Atlántico once especialistas en robos decidan dar un espectacular golpe en los casinos de Las Vegas, en la más cercana Inglaterra, ocho ex-militares (también con un alto grado de especialización) intentarán hacer "saltar la banca".

Una muestra más del subgénero de robos perfectos que se extendió por el mundo cinematográfico tras el éxito de títulos como "La jungla de asfalto" (Huston), "Rififi" (Dassin) o "The killing" ("Atraco perfecto", Kubrick), por citar los más canónicos, y que dieron lugar a perspectivas más cómicas e irónicas, como las mostradas en "The Lavender Hill Mob" ("Oro en barras", Crichton), "The Ladykillers" ("El Quinteto de la muerte", Mackendrick) o "I soliti ignoti" ("Rufufú", Monicelli). El presente filme se encuentra a medio camino entre ambos enfoques, si bien parece más próximo al segundo, aunque no llega a caer en la parodia o la sátira evidentes, como sí lo hacen tres últimas películas mencionadas.

"The league of gentleman" sigue en cierto modo la tradición muy británica de cine bélico en la que un grupo de militares bien preparados desarrollan una operación precisa y meticulosa, manteniendo entre ellos una camaradería honesta, al tiempo que una sincera lealtad, en pos del objetivo final. En este caso, se trata de antiguos militares cuyo retorno a la vida civil no es muy satisfactorio, por lo que reunidos e instigados por un antiguo coronel, deciden llevar a cabo un robo perfecto a un banco londinense (es también muy británico esto de la perfección: la literatura y las películas británicas están plagadas de asesinatos, robos, misiones y fugas perfectos). Bien estructurada de la mano de un correcto e irónico guión escrito por el también actor y director Brian Forbes, se distinguen en ella varias partes bien diferenciadas, dedicadas sucesivamente a la presentación de los personajes, la planificación del atraco, dos operaciones logísticas para proveerse de armas y vehículos, el atraco en sí, y un último tramo de cierre de la historia. De todas ellas prefiero la dedicada al "aprovisionamiento" de armas, por ser la más abiertamente cómica y original del filme, que aunque siempre correcto y entretenido, cae inevitablemente en lugares comunes y en situaciones previsibles.

Un nutrido y eficaz reparto, unido a una correcta fotografía y a una dirección clásica a cargo de Dearden (un realizador a recuperar, en especial sus excelentes "Sapphire" y "Victim"), hacen de esta película una experiencia recomendable, y lo que es más, reconfortante, pues siempre agrada a los espectadores presenciar el robo de un banco, acostumbrados como estamos a que los robos perfectos sean casi siempre la principal y exclusiva ocupación de los banqueros.