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Voto de Santiago Martín:
2
Ciencia ficción. Acción. Aventuras Miles de años después de la destrucción de la civilización por un cataclismo, la humanidad se ha adaptado y, ahora, existen gigantescas ciudades en movimiento que vagan por la tierra sobre enormes ruedas absorbiendo a los pueblos más pequeños para obtener recursos. En una de esas colosales urbes Tom Natsworthy (Robert Sheehan), proveniente de la clase baja de Londres, deberá luchar por su vida junto a la peligrosa fugitiva Hester Shaw ... [+]
10 de enero de 2019
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una historia de ciudades gigantescas que se desplazan por y luchan entre sí en un mundo postapocalíptico, producida por Peter Jackson, ¿qué puede salir mal? Respuesta: menos la imaginería, todo. El guión es de pena mora, con más agujeros que un gruyére; los personajes, planos y sin carisma alguno, se mueven a batacazos sin que sepamos muy bien ni de dónde vienen ni hacia dónde van, y sin conseguir que nos importe un pimiento. Lo único que merece la pena es la recreación de esas gigantescas ciudades sobre ruedas -las máquinas mortales del titulo-, y tampoco es que se prodiguen mucho: podría haber estado gracioso ver a Londres dándose de tortas con Brujas o con Torremolinos, ya puestos, pero de eso no hay nada. Sí hay, en cambio, guiños -por no llamarlos plagios o escenas fusiladas- a películas de bastante más fuste, pero empiezan a oler un poco a rancio los calcos descarados de 'La guerra de las galaxias' -un poco más explicados bajo la etiqueta de 'spoiler'; de todas formas, es difícil desvelar algún espectacular giro de guión o alguna sorpresa, porque en 'Mortal engines' no hay nada de eso-. La vendían como la primera parte de una trilogía, pero tiene toda la pinta de que va a seguir el mismo destino que, por ejemplo, la continuación de 'Airbender', cosa que no es de extrañar, visto el batacazo que se ha dado en taquilla (y con mucha razón).

Conste que entramos en la sala a sabiendas de que esto no era 'La muerte y la doncella', dispuestos a tragar y tolerar mucho, pero ni por esas. Un tubo muy respetable, y de propina, largo como un día sin pan. Ya lo dijo Baltasar Gracián hace siglos, que 'Lo bueno, si breve, dos veces bueno, y aún lo malo, si breve, no tan malo': se conoce que ninguno de los que ha tenido algo que ver con este aburrimiento mortal tiene ni pajolera idea de quién era Gracián, ni conocen el aforismo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Santiago Martín
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