Segunda parte que no debería ser tal ya que la primera dejaba todo cerrado… Aquí, deben inventarse una nueva venganza contra el director que manda a violar a Matsu al convertirse en un icono de las presas e incitar a la rebelión. Llama la atención el empalamiento genital a lo “Holocausto caníbal” aunque las armas exploitation parecen en guardia. Alguna secuencia mística como esa cogida de cuchillo y entierro de la vieja vagabunda entre hojas que vuelan y puede que poco más.

Hay cierto afán de retomar lo mejor de su antecesora: la suma de elementos del cine / teatro japonés, por ejemplo. Pero tiene algunos momentos malos y torpes: como esos zooms de la violación en el rió pese arreglarlo con esas cataratas llenas de sangre… Tal vez ese exceso funcionase mejor bajo una batuta técnica suculenta. Combina puesta en escena teatral con acción, erotismo lésbico, fugas, etc. A Matsu la utilizan como doble arma de cambio tanto las presas como las fugadas, punto interesante de narración, desde luego.
Algunos de los recursos, como los del montaje rasgado, con una puñalada son de vídeo-boda pero otros resultan curiosos como ese final puramente onírico y poco artificioso.
Ante todo una menor secuela aunque digna, que ya es decir.