—¿Estás bien?
—Un poco carbonizada

[¿Como la única neurona que le queda viva al espectador al acabar la película?]

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Empieza con un buen par de melones y su caza… Entre asientos de las naves chonis tiene su homenaje a “Star Wars”, a la Serie B y al sexplotation interestelar. Bueno, hasta “Origen” ha cogido lo de la playa…

Pero después de la cacería todo hombre (y espectador) se entrega al placer.

Aunque el problemilla de “Esclavas del espacio” no es el pezón sino el sujetador. Parece una revisión (perdón, plagio) de “El malvado Zaroff” en el espacio. Richard Connell no aparece en los créditos aunque sí se le atribuye obviamente la historia en bases de datos de películas…

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Eso sí, tiene una conversación filosófica, profunda y memorable de dos robots ante un topless playero del tipo:

—¿Qué haces aquí?
—Mirarla.
—El amo te mandó que vigilaras los dormitorios
—En la casa está todo bajo control.
—¿Estás seguro?
—Pues… no.
—Pienso que deberías vigilar la casa.
—¿Pensar tú? ¡Tú no has pensado en tu vida!
—¿¡Me estás insultado!?
—Estás en lo cierto

[…]

—El amor no estará contento con tus respuestas.
—Me desagradas, por eso te ignoro.

[…]

—Voy a informar al amo…
—¡Pero con detalle!