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Fantástico. Aventuras. Acción
En un mítico bosque de la región de Alagaësia, el joven granjero Eragon (Edward Speleers) descubre una preciosa y rara piedra azul. Para que su familia pueda pasar el duro invierno, el muchacho decide cambiarla por alimentos, pero descubre asombrado cómo un dragón sale de lo que parecía una piedra pero, en realidad, era un huevo. (FILMAFFINITY)
24 de mayo de 2007
64 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Eragon” puede ser la crónica de una muerte anunciada desde que las más de seiscientas páginas de la novela de Christopher Paolini se reducían a unos noventa míseros minutos de metraje. Ni siquiera los productores de las sagas de Harry Potter, El Señor de los anillos o incluso la reciente Las crónicas de Narnia se habían atrevido a recortar tanto a costa de meter el producto en el máximo de sesiones.
Llámenlo morro, digan que nos lo merecemos, olviden las aventuras telepáticas de un teletubbie con alas, su inenarrable jinete metrosexual sacado de los descartes de Backstreet Boys y su camisa de impecable blanco que ya quisiera el mejor anuncio de detergente. Esto no es un mundo de fantasía, es un mal y ridículo videojuego incluyendo una copia barata argumental de “Star Wars. Episode IV” en el arranque por si cuela.
Si las intenciones eran seguir la estela de la trilogía de Peter Jackson los resultados no sólo se alejan alarmantemente de la ya prescindible y olvidada “Dragonheart” sino que se acerca peligrosamente a “El imperio del fuego”, “Dragones y mazmorras” e incluso “Bloodrayne”.
Todo huele a cliché obsoleto, a rancia repetición de esquemas vistos y trillados que sigue los mandamientos principales de este tipo de producciones: la adaptación del material original no debe ser el guión sino su videojuego y ‘Mejor pedir perdón que permiso’.
Llámenlo morro, digan que nos lo merecemos, olviden las aventuras telepáticas de un teletubbie con alas, su inenarrable jinete metrosexual sacado de los descartes de Backstreet Boys y su camisa de impecable blanco que ya quisiera el mejor anuncio de detergente. Esto no es un mundo de fantasía, es un mal y ridículo videojuego incluyendo una copia barata argumental de “Star Wars. Episode IV” en el arranque por si cuela.
Si las intenciones eran seguir la estela de la trilogía de Peter Jackson los resultados no sólo se alejan alarmantemente de la ya prescindible y olvidada “Dragonheart” sino que se acerca peligrosamente a “El imperio del fuego”, “Dragones y mazmorras” e incluso “Bloodrayne”.
Todo huele a cliché obsoleto, a rancia repetición de esquemas vistos y trillados que sigue los mandamientos principales de este tipo de producciones: la adaptación del material original no debe ser el guión sino su videojuego y ‘Mejor pedir perdón que permiso’.