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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
6
Drama En Josephine, una tímida estudiante de Arte Dramático, no repara nadie excepto su madre y su hermana minusválida, que viven con ella. Su vida da un giro inesperado cuando un famoso director de teatro la elige para ser la protagonista de un arriesgado y ambicioso montaje, “Camille”, en el que sólo participarán estudiantes. A partir de ese momento, Josephine se enfrenta a un proceso de transformación: por un lado, intenta dejar de lado ... [+]
8 de agosto de 2012
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Christian Schwochow reveló lo siguiente:

«No quería hacer una película sobre el teatro en sí mismo ni sobre los actores, sino sobre el miedo a hacer las cosas mal. El miedo a ser irreales en la vida. Mientras que el resto sí podemos hacerlo, el actor no puede esconderse detrás de sí mismo, detrás de su persona, porque realmente su cuerpo y su alma son el instrumento de su trabajo.»

El estreno de una obra de teatro y el nerviosismo del equipo actoral supone la presentación del segundo largometraje de Christian Schwochow. Pasamos a un gran flashback que nos hablará, desde el punto de vista de la actriz principal, de su evolución cuatro meses antes. Inmediatamente nos infiltramos en la vida de un grupo de estudiantes de arte dramático, que son elegidos por un famoso director de teatro para un nuevo montaje llamado ‘Camille’. Pero el papel principal es precisamente para la actriz que es antagónica al rol que deberá interpretar. Josephine es tímida y recelosa de hablar de su vida personal, de su hermana minusválida y del intangible maltrato psicológico al que le somete su madre. Es alguien invisible a los ojos de otros…

“La invisible” no es “Cisne negro”, aunque no es que las comparaciones sean odiosas y el filme que protagoniza una perfecta Stine Fischer Christensen, que no sabía ni una palabra de alemán antes de comenzar a rodar esta película, sea perceptible a ese símil. La propia película de Darren Aronofsky ya era un popurrí donde “Perfect Blue” de Satoshi Kon se erigía como referencia primordial. Es cierto que nadie conoce una película sobre el trabajo de una actriz con un difícil papel que no la sumerja directamente a sus infiernos. Es ley de vida (de los actores).

El choque de entidades, la absorción y transformación se hacen evidentes pero ese destructivo papel puede dinamitar su maltrecha y tambaleante vida familiar y personal. El miedo a sí mismo, desde el cuerpo, mente y vida es el instrumento dramático sobre el que Schwochow sostiene su peculiar pieza. El viaje a la madurez de Josephine no admite demasiadas sorpresas: su primera secuencia revela la lógica aplastante de que la veremos al subir el telón, pero al cineasta le interesa explorar el sadismo impuesto por todo dramaturgo (y por ende, a todo guionista) para esculpir la tragedia directamente sobre la materia más virgen. Los instintos animales eclosionan pero también la catarsis personal. Inteligentemente “La invisible” halla el equilibrio entre la resolución de conflictos y traumas en paralelo. La curación personal es necesaria para alcanzar la lucidez artística, sobre todo para una actriz cuya máscara se ha incrustado en su propio cuerpo. El filme de Schwochow habla sobre esa posesión y exorcismo purificador.
Maldito Bastardo
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