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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
4
Drama. Romance A pesar de que Adam y Mary se aman, de repente, deciden separarse. Tienen más de sesenta años, una edad que les permite compaginar eficazmente sus relaciones con hijos, nietos, trabajo y amigos. Pero, de repente, ambos descubren que ya han entrado en la vejez. (FILMAFFINITY)
31 de marzo de 2012
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Julie Gavras tiene una carrera labrada entre un documental (“Le corsaire, le magicien, le voleur et les enfants”) y un largometraje con el que fue a Sundance (“La culpa la tiene Fidel”). De momento el estigma de ser la hija de un director en activo como Costa-Gavras, y con una carreta tan consolidada sobre todo del cine político, sigue siendo evidente. “Tres veces 20 años”, pese a contar con un reparto internacional encabezado por William Hurt e Isabella Rossellini, dudo que haga cambiar en demasía dicha preconcebida percepción sobre la cineasta. Me interesa, eso sí, su arranque y un par de planteamientos en la puesta en escena. Desde ese plano que (nos) presenta a Mary (Rossellini), esperando en la butaca del exterior de un auditorio escuchando los ecos de su marido Adam (Hurt) recogiendo un premio, hasta estar sola y rodeada de incubadoras en una sala de maternidad como contraste generacional.

En teoría, “Tres veces 20 años” es una comedia romántica afrancesada, pero buscando a las comedias románticas inglesas por su ubicación, lengua y envoltorio, que camina y construye el mismo edificio que hemos visto, pisado, subido y bajado en numerosas ocasiones. Se trata de distanciar a esa pareja para que ambos sean conscientes de esa aceptación y negación de su nueva provecta condición. Mientras que Adam intenta buscar la juventud, Mary se prepara para ser una anciana y quiere que su marido sea partícipe aunque tenga que utilizar métodos sibilinos. Los clímax y anticlímax están marcados como en toda comedia romántica con la separación y los intentos de sus tres hijos, completamente distintos entre sí, por hallar la reconciliación de sus padres.

Entre los tanteos sexuales de Adam y Mary y sus convulsiones en su incorporación a la tercera edad queda poco más que un revolcón en la hierba ante una premisa mal desarrollada. Realmente la historia es un homenaje encubierto de Julie Gavras a la figura de su padre cuando fue homenajeado por el por el vigésimo cuarto aniversario de “Z” y se juntaron los factores de todo creador cuando llega al final de su obra. Tal vez la elección de un arquitecto para representar a un director de cine no sea del todo correcta o no esté bien trasladada a esta película. En este caso el arquitecto, Adam, tienen que lidiar con dos proyectos que delimitan su propia vida en la actualidad: por obligación tienen que diseñar un geriátrico… pero como debilidad pasional ayuda a unos jóvenes a levantar un museo. El contraste y la metáfora son obvios, como que Mary quiere colaborar con las ‘Panteras Grises’, un grupo que existen en la realidad en algunos países y que luchan por los derechos de la tercera edad. De nuevo, ese contraste y la obviedad se instauran en la película como reiteración de un lugar común a todos los mortales. Posiblemente a “Tres veces 20 años” le falle la perspectiva o la capacidad de sorprender en algo que, como en la vida, hay que llegar para entender.
Maldito Bastardo
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