Haz click aquí para copiar la URL
Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
6
Comedia. Drama. Romance Lars (Gosling), un joven muy dulce y muy tímido que vive con su hermano (Schneider) y su cuñada (Mortimer), lleva, por fin, a casa a Bianca, la chica de sus sueños. Lo malo es que se trata de una muñeca que compró en Internet, aunque él la trata como si fuera una mujer real. Aconsejada por una doctora (Clarkson) y con la intención de ayudarlo, su familia decide seguirle la corriente. (FILMAFFINITY)
7 de octubre de 2010
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Persona retraída y etc. que decide buscarse novia por internet y etc. y la presenta a su familia etc., que no aprueba la relación etc. ¿Les suena? La gracia: la novia es una sex doll y el chico está tarado. Hasta aquí el cine independiente realizaría una comedia coral con momentos soeces jugando con el pundonor y el EEUU más conservador. Pero obviamente el misterio del filme es la vuelta de tuerca del personaje principal; la muñeca hinchable no es deseada como objeto sexual y se convierte en otro tipo de objeto de deseo por parte de todo el pueblo.
En la época de lo políticamente incorrecto cae ¡esto!

“Lars y una chica de verdad” ni es original, desde su punto de partida, al existir numerosos precedentes similares, ni opta por la carcajada fácil a través de lo grosero pero, por momentos, para más indie que la autoproclamada “Juno” y con un guión más pulido. La guionista, Nancy Oliver, nos había brindado joyas mortuorias en “A dos metros bajo tierra”. Aquí se ganó la nominación al Oscar hablando de un tema más universal de lo que parece. “Lars y una chica de verdad” habla de todos nosotros, de los impedimentos, muchas veces absurdos, que hacemos en nuestras vidas por no reconocer o evitar un hecho. Lars en su locura transitoria, así, es un reflejo de nosotros cuyo conflicto acaba siendo el nuestro; acabar con los inconvenientes impuestos en el desarrollo de una relación.

Pero aparece un problema indiscutible: es tan bienintencionada, que acaba siendo demasiado inocente e ingenua, que sus pretensiones quedan empañadas, aunque, por momentos, lo inverosímil y pretendidamente lacrimógeno se hace cercano y creíble.
Me imagino lo que con este material hubiesen realizado Solondz o Waters… y simplemente tiemblo yo y mi colección de muñecas recatadas hinchables.
Maldito Bastardo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow