… «La noche del 4 de diciembre de 1986 en Bogota un excombatiente de Vietnam mató a 20 personas y luego se quito la vida –[lástima que no hubiese planos para celebrarlo]–(etc. etc. etc.) en la denominada Masacre de Pozzueto»

Desde luego el pianista se lo merecía porque estaba desafinando -Risto Mejide dixit-

Las historias tratan sobre un exmilitar que se da cuenta de que ir de nazi por la vida no es bueno. Los vecinos le hacen un boicot y su madre es una guarra que ¡¡escupe en el fregadero!! y que la alumna de la que está enamorado no le corresponde. El salto del tigre para romper el cuello a la madre de su alumna es patético. Moraleja: leer libros no es tan bueno.
Mención especial para el cura-follador (aunque sus apetencias sexuales no son niños para romper con el cliché) da malos consejos que le pasan factura. Pierde su fe y de paso le apetece echar un polvo con la sirvienta.

El ángel exterminador le llama pero está emulando la secuencia de “El cartero siempre llama dos veces” y es que tiran más dos tetas que dos carretas. ¡Vivan los clichés! Patético: cuando un mendigo pesado le pide una monedita... le tira al suelo y ¡comienza a darle patadas...! Y la ladrona de ejecutivos vengativa... lo más flojo aunque la violación es lo mas chabacano de la cinta y después ese desenlace... la que no perdono la vida de sus violadores se enfrenta al mismo destino...ejem... ¿dónde esta el off?
Para el resto de mortales vean “71 fragmentos de una cronología del azar”. No se trata de pundonor sino de tratar y respetar los temas o ajustarlos al estilo / formato / tono / genero. “Satanás, perfil de un asesino” únicamente se ajusta al morbo sin neuronas.