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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
4
Drama Gracias al pacto de no agresión entre Hitler y Stalin, suscrito en 1939, la población ucraniana de Poltava pudo mantenerse al margen de los horrores de la guerra que devastaba gran parte de Europa. Abrascha y Larissa, dos niños judíos, y Hanna, una niña alemana, fascinan a sus vecinos con su innato talento para la música: Abrascha y Hanna tocan el violín y Larissa, el piano. Los tres fantasean con la idea de llegar a actuar algún día en ... [+]
8 de agosto de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al finalizar la proyección de “Niños prodigio” en el Festival de Cine Alemán el director Christian Zübert se sometió al interrogatorio de la concurrida sala. Surgieron preguntas en relación a la historia, los niños protagonistas y si esa alegoría sobre la amistad en tiempos de guerra tenía un vínculo real. El villano, el oficial de las SS Schwartow por ejemplo, sí tiene una base constatada en un nazi que idolatraba un pueblo donde quería retirarse y no podía soportar la idea de que los niños judíos fueran al mismo colegio que sus hijos…
Una persona (en el rol colectivo de troll) preguntó a Zübert si no estaban hartos en Alemania de hacer siempre las mismas películas sobre judíos y el nazismo. Es cierto que nuestro cliché, como espectadores y al igual que las películas españolas de la posguerra con fachas y republicanos sacados de una plancha, es afilar nuestras uñas y dientes para lanzar el mismo letal ataque venenoso. Zübert respondió, aparte de indicar que filmes desde el punto de vista infantil con este tema hay pocos, con una encuesta realizada a jóvenes alemanes: sólo un 25% sabía lo que significaba Auswitch. En España Belén Esteban y Bob Esponja son más conocidos por la juventud que Franco pero no sé si justifica el sufrimiento de ver los mismos lloros, injusticias, bigotillos y monjas armadas con porras cada año…

Polémicas clónicas aparte, “Niños prodigio” es narrada (al igual que nuestra “Pa Negre”) desde la perspectiva de esos tres niños prodigio unidos por la música por encima de bandos, culturas e ideologías. Tal vez Ana Frank haya provocado tanto daño como las anteriores películas sobre nazis, judíos y el exterminio con telón trágico de fondo y calado histórico. Los judíos Abrascha y Larissa y una alemana, Hanna, formaran lazos de amistad indestructibles y se ayudarán frente a comunistas y nazis que quieren liquidar a sus familias. La música amansa a las fieras aunque a Schwartow, como ‘buen’ nazi (no falta la referencia a Sigfrido), quiere la más absoluta perfección. Los niños que interpretan a los judíos están bastante bien (sobre todo el prodigio de carne y hueso llamado Elin Kolev) aunque Mathilda Adamik está más sosa que un helado de agua.

La estructura es clásica incrustada en un gran flashback y el encuentro emocional pondrá el cierre. Tal vez muchos espectadores nos sepamos la partitura y dependamos de la pericia del director con sus instrumentos ‘musicales’. Los niños son prodigios de la música pero no se puede decir lo mismo de muchos de los valores cinematográficos de la propuesta. El filme está dedicado a la figura de las víctimas aunque hay una interesante línea de diálogo: da lo mismo el fascismo que el comunismo, los sistemas absorben a las personas. Lástima que sepamos el destino de aquel personaje que suelta semejante verdad.
Maldito Bastardo
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