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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
4
Drama El joven inspector de policía Pharaon de Winter es un hombre ingenuo y crédulo, un hombre estricto y humilde que sufre con los males de los demás. El trabajo del que se ocupa, una investigación sórdida sobre la violación y la muerte de una niña, pone de relieve paulatinamente la desesperanza y el terror que le produce su sentimiento de culpa, un sentimiento universal derivado de nuestra monstruosa naturaleza. Esta es la historia de su sacrificio. (FILMAFFINITY) [+]
29 de enero de 2007
24 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Carlos Boyero estaba indignado cuando entregaron los premios del festival de Cannes del 99 y escupió en forma de letras y oraciones la siguiente joya de la narrativa: “(...) el engendro francés “L'Humanité” supuesta indagación policíaca y existencialista de la naturaleza humana, dirigida por un autista con pretensiones como Bruno Dumont e interpretada por un antipático retrasado mental como Emmanuel Schotté y una vacaburra sin complejos como Séverine Caneele, cuya única distinción es que exhibe los primeros planos más impúdicos de un coño más que frondoso que se hayan filmado nunca fuera del cine porno, hayan recibido el gran premio del jurado y premio al mejor actor y a la mejor actriz.”

A mí no me resulta tan desagradable como al Sr. Boyero, “L'Humanité” está bien hecha y tiene cierto encanto por resultar atípica aunque para eso estaba “Fargo”.
Estoy muy conforme en que se reconozca la valentía de Dumont pero no puedo introducirme en una inclasificable historia policíaca si está interpretada por un Forrest Gump gabacho, cuyo mérito para el premio a su actuación es una insondable “mirada del tigre” tan furtiva y encabronada que es imposible no partirse de risa. Tampoco ayuda el “frondoso” coño de la Caneele y las incursiones pseudopornográficas y habituales de Dumont.
Hay hipnosis pero también mucho riesgo, tanto que quiero volver a verla aunque sus dos horas y media de metraje y su materia prima antionanistas me hagan desistir por el mero hecho de recordar esa cosa peluda en primer plano que despareció (gracias a dios) con un agradecido fundido a negro.

Si el protagonista como el espectador desea conocer lo que es la esencia de la humanidad puede probar en el metro de Madrid en hora punta, donde los “hedores” y “fragancias” de los seres que formamos los cinco continentes se juntarán para que la M-40 y compañía queden colapsadas hasta la eternidad.
Maldito Bastardo
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