Veo a “Recortes de mi vida” o lo que es lo mismo la adaptación de la novela autobiográfica de Augusten Burroughs, que por cierto hace su cameo al final del filme junto a su personaje de ficción, dirigida por Todd Solondz, Wes Anderson o incluso Jared Hess. Al que no veo por ningún lado es a Ryan Murphy, que desaprovecha totalmente un casting de-luxe, actores entregados y un material inicialmente de primera: poemas, gays & freaks todos juntos en una mansión singular.

No es una película masiva ni lo pretende debido a su carácter rarito y sus extravagantes personajes que originan situaciones aberrantes. Tampoco se adentra en los terrenos de los directores nombrados anteriormente hacía el bizarrísimo inclasificable. Y lo peor de todo, resulta imposible amar a estos personajes sacados de un frenopático por mucho empeño que le pongan la Bening y compañía. Doble pecado teniendo en cuenta que son reales.

Lo que veo, o mejor dicho escucho, es una competente banda sonora que supedita la película a un reiterativo montaje de secuencias musicales, aunque si Anderson estuviese detrás de las cámaras la selección musical sería insuperable y el filme más divertido e indefinible.