Hay dos tipos de películas: en las que Maxi Iglesias (o diva de turno) enseña chicha y en las que no. Lamentablemente para muchas “El secreto de los 24 escalones” no se desarrolla en un camping nudista ni mucho menos en verano. Rodada a finales del 2010 en Andorra, con un presupuesto de 1 millón y medio de euros y basada en una leyenda que se cuenta en algunos pueblos de Los Pirineos, la película fue pensada para un público general, sin más pretensiones de hacer un filme de aventuras para un público preadolescente con algunos actores de éxito en series de televisión y siguiendo la estela juvenil de “El internado” o “Al salir de clase”.

Lo que no comprendo es que:

— Se estrena en verano cuando Maxi Iglesias sale demasiado abrigado y otoñal, aunque pueden que bajen el aire acondicionado para potenciar el 4D.

— La historia es muy creíble y cercana. ¿Quién no se ha encontrado con Templarios cuando va de camping o hacer la compra al Metadona o se va de botellón?

— El doblaje es malo de ‘escalones’.

— La película es tan blanca y llena de valores que parece una revisión montañera de “Casper” con un trío amoroso-religioso.

— Los ladrones de arte parecen sacados de una de Chuck Norris, el historiador ermitaño con caja fuerte y un tatuaje de los phoskitos no predica mucho con su inteligencia y los templarios fantasmas son muy limpios no dejando cadáveres por medio, aparte de que sabían hacer storyboards e inventaron el cómic allá por el Siglo XII.

— Los cuatro protagonistas son unos ‘elegidos’: una joven experta en latín, un experto explorador con contactos, otra joven con memoria fotográfica (y zoom) y el protagonista que es experto en estrellas y en ligar.

— No falta un flashback digno de “Premutos” de Olaf Ittenbach.

— ¿De verdad que no es una comedia rumana?

— Si la leyenda en vez de en latín fuera latina y con reegetton produciría menos risas.

— La acusación final a lo Dan Brown pone los pelos rectales como escarpias.

— Por si fuera poco, la película acaba con el clip dirigido por el propio Santiago Lapeira que protagoniza Ana Torroja y que da forma al tema principal de la película titulado ‘Dónde’. Carne flácida por debajo del sobaco, sobre-estiramiento facial y los morros de la Torroja en pantalla grande crean más tensión, terror y desasosiego que un grupo de templarios asesinos de ultratumba. Por no hablar que vemos los mejores momentos insertados en el propio video clip para traumatizarnos más.

La canción dice: «Porque en todo hay un principio y un final / Que nada es eterno menos aquel amor».

Debería haber cambiado ‘amor’ por ‘BODRIO’.