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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
1
Comedia Una pandilla de barrio se reúne en un salón recreativo del centro para divertirse con su videojuego favorito: la máquina de bailar. Pero esta afición se convierte en algo muy peligroso cuando se ven obligados a jugarse la vida, enfrentándose, en un disparatado torneo, a los mejores jugadores del mundo. (FILMAFFINITY)
12 de octubre de 2006
34 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Confirmado: Amiguetes Entertainment ya se ha especializado, con bodrios de la talla de “El asombroso mundo de Borjamari y Pocholo”, “Una de zombis” o los últimos Torrente, en cometer los mayores crímenes y atrocidades contra la humanidad cinéfila.

Este tipo de engendros los puedes llevar a buen puerto de dos maneras:

1ª) Con estrellas habituales en este tipo de bodrietes cómicos: Ben Stiller, Will Ferrell y compañía para recuperar la inversión en taquilla. Ahora intente buscar en nuestras tierras actores equiparables: ¿Carmen de Mairena? ¿Ana Obregón? ¿Fernando Tejero? ¿Paco León? ¿¡Bisbal!?

2ª) Transformándolos en algo bizarro y llevando a extremos humillantes para captar adeptos friquis. Se necesitan personajes estrambóticos y carismáticos. Ejemplos: “Superstar”, “Mystery Men”, “Kung Fu Sion”, las películas de Trey Parker y Matt Stone y algunas de los hermanos Farrrely.

“La máquina de bailar” no hace ni lo uno ni lo otro. Segura será toda una estrella cuando se pone a zampar bollos y se coloca esas gafas de sol cafres para encarnar a Torrente, pero emulando a John Travolta en “Fiebre del sábado noche” simplemente es una ridícula caricatura. Bastante mala por cierto, como todo el resto de personajes sacados de una mala teleserie.

Tampoco la parodia de películas americanas de competiciones conjugada con otros filmes conocidos llega a los límites mínimos de entretenimiento. “La máquina de bailar” apuesta directamente por lo zafio, por el cliché sin gracia, por el esperpento patrio en forma de una nada insólita españolada americanizada.

En vez de gastarse dinero comprando la entrada o alquilando este bodrio, es preferible echarse unos “vicios” al Dancing Stage o invertir en la alfombrilla archiconocida para consolas. Le hará un favor a su lorza, aunque mucho me temo que también se pierdan neuronas entre cada salto y movimiento. Como las que perdieron todos aquellos que han colaborado en este señor engendro con aroma a cloaca yanki-hollywood (con o sin mirada de tigre).


“La filosofía de las películas baratas ayuda a la gente”.
La pregunta es si a morir prematuramente soportando estas patochadas ultrajantes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maldito Bastardo
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