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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
3
Acción El agente Aaron Cross (Jeremy Renner) es un producto del eficiente programa Outcome. Este programa diseña y entrena agentes cuya función consiste en actuar en solitario en misiones de alto riesgo. Sin embargo, en el momento en que la historia del agente Bourne está a punto de salir a la luz, los altos mandos de la agencia deciden tomar una solución drástica al respecto. (FILMAFFINITY)
30 de diciembre de 2012
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El arte de rebootear se ha convertido para la gran industria del cine un mercado y explotación radical de ideas hasta el infinito agotamiento. Con la negativa de Paul Greengrass y Matt Damon para retomar la franquicia, Universal Pictures decidió sacarse de la manga a Aaron Cross. Si Greengrass y Damon pasaron palabra, la industria del entretenimiento encontró la forma sin fondo de la mi$ma. Parece que tenemos tantos programas, como secuelas y agentes… tantas reseñas innecesarias como innecesarias reseñas y cruces. Teníamos el Proyecto Treadstone y tres partes. Ahora, toca sacar a las señoras de la limpieza y levantar los basureros del putrefacto Impero Estadounidense para poder reciclar y dar forma a tantas secuelas hasta que el boxoffice dictamine lo contrario.

Han reciclado al guionista de la anterior trilogía, Tony Gilroy, para intentar echar más leña ardiendo sobre el material de Robert Ludlum. Nos encontramos, por supuesto, con un tipo duro-y-muy-difícil-de-eliminar, Aaron Cross (Jeremy Renner), un thriller de acción insustancial, desgastado y cimentado en una única necesidad económica y mercantil. Un producto simple y alejado de la palpitante, vibrante y artística mano de Greengrass. Sin autor, no se puede acusar a “El legado de Bourne” de ser uno de los bluffs del 2012, pero sí de que sea menos hipócrita. No sé por qué la película no hace con lo que predican sus personajes. Ese ‘NO MORE’ y la ‘medalla’ de Mordor colgada deberían dejar claro que se acabaron los programas de super-agentes-secretos-de-la-muerte-dopados-y-mutados-hasta-la-muerte… Pero, al parecer, no existen vacaciones para los héroes hormonados aunque el filme decide acabar con sus protagonistas protagonizando un crucero low-cost con una canción-final-en-variación-entre una de James Bond y otra de Vin Diesel con un único, simple y eficaz título: blockbuster.

En los cursos de montaje deberían realizar la GRAN SECUENCIA DE PERSECUCIONES: con insertos de “Matrix Reloaded”, “El mito de Bourne”, “Misión: Imposible II”, “El caballero oscuro”, “Ronin”, “The Italian Job”, “Bullit”, “The French Connection”, “Terminator 2: el juicio final” o “Drive”. Y veríamos que “El legado de Bourne” no se aleja lo más mínimamente de la plantilla y el anonimato de ser un invisible renglón.

La película, al final y después de tantas hostias, explosiones, tiros, conspiraciones y persecuciones, va de caricias y manitas con una moraleja: el mundo es un pañuelo… Perdón, un rolex de oro.
Maldito Bastardo
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