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Voto de Maldito Bastardo:
4
5,0
219
Terror. Acción. Comedia
Dos amigos (Aikawa, calvo como una bola de billar, y Asano, con un espectacular peinado afro) que trabajan en una fábrica de extintores, se enfrentan a una horda de muertos vivientes surgida del Black Fuji, una descomunal montaña de desperdicios y residuos tóxicos. En su huída, y tras rescatar a una jovenzuela a golpe de ju-jitsu, acabarán por separarse, y el más joven se refugiará con la chica en una amurallada comunidad cercana. ... [+]
4 de octubre de 2009
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede que el manga de Yûsaku Hanakuma funcione porque, entre otras cosas, no lo he leído y no puedo opinar (es triste decir eso) pero su adaptación cinematográfica es simplemente patética. Le falta algo o mucho para convencer plenamente. Pone elementos para que la parodia funcione pero ésta no arranca nunca. Siempre se queda a medias. Acartonada como un zombie romeriano en movimiento.
Parece mentira que Sakichi Satô, guionista y colaborador de un enfant terrible como Takashi Miike, haya dirigido una película tan escasamente explosiva y tan poco terrible.
Tal vez sea por otro terrible error: ¿no eran y se comportaban ya los japoneses como zombis? Me recuerda a un vídeo japonés que circuló por la red en el que unos padres o los propios presentadores del programa, rodeados de cámaras que televisaban todo, simulaban un ataque zombie en el interior de su humilde morada. Los niños preparaban trampas, ayudados por sus padres/periodistas, para liquidar al putrefacto visitante. Por supuesto, nada salía bien.
Si “Tokyo Zombie” tan sólo tuviese el 10% de gracia que ese vídeo más le valdría el asegurado visionado.
No vean un película tan muerta de humor.
Parece mentira que Sakichi Satô, guionista y colaborador de un enfant terrible como Takashi Miike, haya dirigido una película tan escasamente explosiva y tan poco terrible.
Tal vez sea por otro terrible error: ¿no eran y se comportaban ya los japoneses como zombis? Me recuerda a un vídeo japonés que circuló por la red en el que unos padres o los propios presentadores del programa, rodeados de cámaras que televisaban todo, simulaban un ataque zombie en el interior de su humilde morada. Los niños preparaban trampas, ayudados por sus padres/periodistas, para liquidar al putrefacto visitante. Por supuesto, nada salía bien.
Si “Tokyo Zombie” tan sólo tuviese el 10% de gracia que ese vídeo más le valdría el asegurado visionado.
No vean un película tan muerta de humor.