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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
7
Drama Brandon (Michael Fassbender) es un joven y apuesto neoyorquino con serios problemas para controlar y disfrutar de su agitada vida sexual. Obsesionado con el sexo, se pasa el día viendo revistas pornográficas, contratando prostitutas y manteniendo relaciones esporádicas con solteras de Manhattan. Un día se presenta en su casa, sin previo aviso, su hermana menor Sissy (Carey Mulligan) con la intención de quedarse unos días en su apartamento. (FILMAFFINITY) [+]
18 de febrero de 2012
186 de 248 usuarios han encontrado esta crítica útil
[Advertencia al espectador: esta es la típica película integrada en ese cine de autor de planos largos, miradas y diálogos profundos destinada a un público sesudo, cinéfilo, de gafas de pasta gruesa, de pose o no pose y, en definitiva, que huye del cine comercial. Si la ve porque salen desnudos y piensa que es plan “Instinto Básico” con el pitorro de Michael Fassbender en vez del potorro de Sharon Stone está equivocado. No vaya luego llorando en cada esquina diciendo que le han engañado, que es muy lenta, pretendidamente esnob y que se la han clavado… ¡y no Fassbender! Además, ¡los pajilleros también merecen cine de arte y ensayo!]


“Shame” se articula sobre una secuencia de montaje cuyo motor transcurre en el interior de un vagón de metro. Ambas secuencias se pliegan en su inicio y final, como un par de bolsas escrotales, ejerciendo una lectura de una adicción sexual dejando al espectador (y sociedad) la sanación (por electroshock-coital) del enfermo. Freud definiría ese metro como un gran falo penetrando un túnel-vagina con paradas durante una eternidad-cíclica-clitoriana y con Fassbender atrapado en el mismo… ¡No hay salida! O «Esto no es una salida» como (re)marcaba Patrick Bateman al final de “American Psycho”. Realmente entre Brandon y Patrick las conexiones son palpables en ese vacío existencial y su incapacidad de compromiso sentimental con las mujeres. También los tortuosos entresijos de la soledad y la incapacidad de comunicación y diálogo con el mundo parecen temas coppolianos que han causado dolor y orgasmos a partes iguales al respetable.

El filme de Steve McQueen funciona mediante un planteamiento de (de)construcción del individuo al ser sacudido por un fuerte cambio a modo de giro. En el caso de Brandon, su hermana inestable y problemática (el pene de Fassbender se ha convertido en protagonista secundario de “Shame” pero el potorro con rodal de Carey Mulligan hace méritos) llega a su mundo para desestabilizarlo… pero para generar también el único vínculo humano que le queda en su vida. El propio autor señala a las dos películas que ha parido desde su talento como bisagras sobre la libertad del individuo: en “Hunger” con la privación de la libertad se utilizaba el cuerpo como arma política para generarla, mientras que en “Shame” el individuo independiente, moderno y con plena libertad sexual crea en su propio cuerpo una prisión de la que no puede escapar.

Hay muy buen cine en “Shame” como en la secuencia que incluye la interpretación de Mulligan de New York, New York en largos planos, donde establece esa conexión directa con su hermano en la ficción. McQueen demuestra ser un director muy inteligente y no cae en el cliché: cualquier otro hubiera incluido el hit de Las Supremas de Móstoles, ‘Eres Un Enfermo’. Lo que no entiendo para nada es el título de la película… ¿Shame? ¿Vergüenza? ¿Vergüenza de qué? La vergüenza (y SHAME) sería tener un micro-pene y tener que hacer un desnudo frontal
Esa sí que sería LA VERGÜENZA.
Maldito Bastardo
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