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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
4
Comedia Tercera entrega tras 'Los padres de ella' y 'Los padres de él'. Los Fockers tienen mellizos: un niño y una niña. Después de superar incontables obstáculos durante diez años, Greg Focker (Ben Stiller) ha logrado, por fin, tener una relación más o menos normal con su autoritario suegro Jack (Robert de Niro). Sin embargo, cuando Greg consigue un empleo en una compañía farmacéutica, la desconfianza de Jack hacia él se agudiza. Con motivo de ... [+]
22 de diciembre de 2010
25 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante la recta final de la proyección ocurrió una desgracia. La imagen quedó desencuadrada y tan sólo veíamos los dos tercios inferiores. Delante de nosotros había bocas parlantes que eran dobladas. Se chilló, se silbó y se pataleó hasta que la imagen volvió a su sitio pero durante los instantes previos el engaño era obvio: sin los rostros completos de Robert De Niro y Ben Stiller “Ahora los padres son ellos” no valía nada.

La siempre confusión idiomática transformó a la continuación de “Los padres de ella” en la consecuente “Los padres de él”. Olvidó el pequeño detalle de traducir el apellido de la familia de Ben Stiller. Vergüenza que no pasa por ninguna de las frases que aparecen en el guión al respecto del apellido Follen, hábil traducción de Focker. Ya vimos que el nombre de Teri Polo era obviado en el cartel publicitario del primer filme. Siempre el centro de toda la acción lo han sido De Niro y Stiller y sus disfuncionales hijos gemelos, que siguen caminos cromosómicamente diferentes, acaban convirtiéndose en meros puntos de encuentro para tramas y sketches.

La poca predisposición, que tengamos los menos convencidos de sus propuestas anteriores, se ve mermada con un arranque bastante digno y divertido que recurre a una revisión-familiar de “El padrino” follenizado para la ocasión. El debilitamiento de un patriarca para tener aferrado su pasado (y futuro) del legado de la familia Byrnes, parece una trastienda interesante pero, al parecer, ni los guionistas ni el director se quieren asomar allí salvo por necesidades del servicio. Ni una vertiginosa screwball sobre millonarios sin amor ni revisiones de colegios arios de “El pueblo de los malditos”. Mucho menos madurez cuando se infantilizan referencias como “Tiburón”. “Ahora los padres son ellos” podría ser muchas películas pero se decanta por una muy obvia. Una que conocemos todos.

Los celos son conducidos por Wilson y Alba como reclamo y cameo pero ni la divinidad parsimoniosa de la beneficencia del banquero ni los nudillos y ‘Superestrella’ de la representante farmacéutica provocadora de erecciones acaban siendo explotados convenientemente. Streisand es un sencillo y funcional catalizador bondadoso que parece un hada madrina y las apariciones de Harvey Keitel o Laura Dern parecen casi anecdóticas por no decir que irrelevantes.

En esta nueva dosis de un placebo de Sustengo esconde las oscuras intenciones de hacer caja en fechas señaladas con síntomas aparentes de debilidad. El fichaje y sustitución de Jay Roach por Paul Weitz provocó el desplante de Hoffman con una vuelta$. Detalle que se refleja en su práctica desaparición del libreto formando un componente meramente secundario y trivial. Sus clases de flamenco en una Sevilla mejicanizada parece una costura en un guión cerrado.
Hasta un epílogo a modo de christmas parece un inserto navideño rodado posteriormente y añadido al montaje como aguinaldo sin villancico y pandereta. Como mucho tres cuartos de pedorreta.
Maldito Bastardo
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