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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
7
Thriller. Intriga. Drama Mientras espera poder librarse de una acusación de difamación que puede hundir su carrera, el periodista Mikael Blomkvist recibe un extraño encargo: trasladarse a una remota isla del norte de Suecia, donde la muerte no esclarecida de una joven cuarenta años atrás atormenta aún a su tío, el patriarca de una de conocida familia. Sospechando que el asesino puede seguir aún en la isla, Blomkvist emprende una investigación que lo lleva a ... [+]
27 de enero de 2012
31 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
El guión de toda película forma su piel. David Fincher para volver a reproducir el torturado material de Stieg Larsson ha decidido tatuarlo con una milimétrica y asombrosa precisión de genio. Desde sus brillantes e inaugurales títulos de crédito se muestran claramente sus credenciales, dibujo, tinta y aguja. Una ‘revisión’ del ‘Immigrant Song’ de Led Zeppelin por Karen O, Trent Reznor y Atticus Ross donde el ritmo, la imagen y el montaje alcanzan un perfecto equilibrio y atractivo. Se trata de un baño visual que deja a las figuras como elementos manejables y manipulables, como sujetos a punto de arder y evaporarse.

Esa suma de elementos se lleva a cabo durante un alargado metraje de dos horas y media que queda replegado proporcionalmente a su perfecto ritmo y engranaje. El tiempo es meramente relativo y equiparable a su entretenimiento. El secreto es el ritmo y en “Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres” se alcanza con un perfecto montaje paralelo. Pero la réplica no sólo es entre actores, con una Rooney Mara perfecta, sino entre todos los elementos que forman el conjunto: la banda sonora, los encuadres que proporciona Fincher, la fotografía y la cuidada puesta en escena. Sus únicos puntos negros son los señores lunares en la espalda de Daniel Craig.

El cine se convierte en “Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres” de David Fincher en puro material liquido que transpira por los poros de la piel de su guión, que recorre e insinúa todo su camino… como puro combustible a punto de arder… hasta llegar a nuestro ojos… para cegarlos en una perfecta mezcla de deseo y asombro.
Maldito Bastardo
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