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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
5
Drama Jorge tiene 45 años, vive con sus padres y trabaja en una cinemateca desde hace 25 años. Desempeña tareas técnicas, de programación, y conduce un programa de radio sobre cine. La cinemateca está en una situación cada vez más crítica y Jorge, que nunca ha trabajado fuera del cine, se queda sin empleo. Jorge debe cambiar su modo de ser para adaptarse a un mundo nuevo. Quizá el cine lo ayude a sobrevivir, después de todo. (FILMAFFINITY)
19 de junio de 2011
20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una pena que una idea tan brillante esté resuelta de manera tan amateur.
No hablo de los medios en sí ya que está demostrada la eficacia de propuestas independientes. Hablo de medios humanos no de las limitaciones del envoltorio. Esos recursos netamente personales (referidos a persona como entidad física) se personifican en el protagonista y actores secundarios. Como trabajo universitario o educativo una colaboración de un crítico de cine real como Jorge Jellinek sería hasta sentimental (algunos medios lo han señalado como la gran revelación de la película). Sinceramente es uno de los motivos personales por los que la propuesta de Federico Veiroj queda alejada de un plano real y que me permita empatizar con la misma. Mucho peor sale parado Manuel Martinez, director real de la cinemateca. Y es que todo ese juego metaficcional podría resultarme válido en un entorno de documental ficcionado o que los propios personajes pretendieran dar una visión de una propia película dentro “La vida útil”.

Es cierto que el filme de Veiroj, como una película propia de festivales, con la colaboración de actores no profesionales supone un reto inteligente para el cineasta. En “La vida útil” resulta inútil cualquier intento ficcional ante un personaje patoso (en el peor sentido de la palabra), rígido y forzado (en el peor sentido de la palabra) y escasamente natural (en el peor sentido de la palabra). Obviamente con este material Kaurismäki realizaría una película ganadora de una Palma de Oro pero los uruguayos no tienen, al parecer, esa inexpresividad finlandesa. Hay rasgos allenianos en la obra pero no tiene una comicidad explosiva. Hay guiños continuados al cine pero tampoco se ciñe al juego de ver si se exhibe “Avaricia” de Erich von Stroheim o esa continuada referencia a “Vivir” de Kurosawa como cofre de esa llave que puede abrir el futuro. No se trata a veces de analizar el cine, plano por plano, tal y como nos retrata Martinez sobre “Alexander Nevsky”. A veces se trata de vivirlo.

¿Qué habita, pues, en una película que no resulta tan útil? Una idea, una buena idea… con un buen personaje que ha vivido y cedido toda su vida a las películas y que al quedar apartado de las mismas tiene que, a nivel empírico, sobrevivir con el material aprendido. Y es ahí donde el espíritu chaplinesco aparece como un inexistente cambio de imagen (vaya corte de pelo mal pagado). Como esa cinemateca urugaya al proyecto le falta cash para contratar a un buen asesor de casting.
Maldito Bastardo
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