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Colombia Colombia · Bogotá D.C.
Voto de La Casa Tomada:
10
Drama Tras la muerte de su abuelo en un alúd de lodo, Jairo, un fotógrafo ambulante, y Marina, su prima muda y amnésica, deciden ir a recuperar la tierra de la que fueron desplazados años atrás. Viajan desde Bogotá a la costa colombiana en un viejo y destartalado Renault 4. Durante el viaje Marina comienza a revivir su traumático pasado. (FILMAFFINITY)
17 de noviembre de 2010
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una cinta bastante dramática que maneja dos entornos plagados de la misma miseria. La ciudad en los suburbios y el campo en Colombia. Juzgo fascinante que el director en un revuelo de pretensiones integre distintas disciplinas con esta hermosa forma de hacer arte, llamada cine. Porque en el cine hay espacio para muchas disciplinas y así como vimos alguna vez y con buenos ojos, películas plagadas de surrealismo también existen momentos para darle duro al coco. Es cierto, Colombia es el segundo país con mayor desplazamiento alrededor del globo, pero quizá no se conformen con esos datos:
*Colombia cumplió el año pasado 60 años de conflicto interno.
*Colombia tiene la guerrilla más absurda jamás creada, que purga a la comunidad internacional la imagen de defender ideales políticos, pero que se estanco en el negocio del narcotráfico.
*La lucha contra las drogas impulsada desde E.E.U.U., ha creado una cultura de la muerte en la que se desconocen condiciones civiles.
*El negocio del narcotráfico ha invadido las más altas esferas del gobierno, las fuerzas militares y hasta las dignidades legislativas.

Si uno se lo piensa bien, nuestro pueblo tiene pocas opciones. Porque cada día hay más víctimas de desplazamiento, secuestro, violación, corrupción y uno simplemente se pasa por la calle y es difícil en la ciudad, siendo mejor favorecido, ver las esperanzas de personas que dejaron atrás todo lo que tenían, paradas en los semáforos, sentados en las esquinas, hacinados en centros de paso para desplazados temporales, porque la guerra se los arrebato todo, en serio, da pena. Porque si la presión internacional no ha logrado emancipar la enajenación de este gobierno de mierda, la fácil es decir, solo soy una persona, no hay mayor cosa que pueda hacer en estas condiciones. Y pienso que para mí, como para cualquier otro colombiano de bien, es más penosa esa actitud de ignorar esa situación, de soportarla, de acostumbrase a ella, que cualquier otra cosa. Entiendo imprescindible adentrarse en esas maderas atrincheradas, construidas con bareque a lo largo de zonas con alto grado de deslizamiento, porque para comenzar el SER Humano, no tiene ningún sentido de SER en las condiciones que ofrecen las dificultades financieras de la nación. Hay muy poco para ofrecer a nuestros hijos, porque resulta que los intereses norteamericanos junto a la tendencia oportunista de unos pocos abren los hilos a este maltrecho teatro donde las muertes las pagan los colombianos, donde las desgracias, las pagamos nosotros, los colombianos. Dicho esto, que continué en Colombia la perpetuación de las políticas del centavo para nuestros patriotas, que el imperio se siga expandiendo entre nuestros suelos o cambiemos esta mierda, démosle un vuelco al asunto, más allá de las implicaciones internacionales, que nunca nada justifique que se siga matando y persiguiendo a nuestra gente.
Gritemos Todos:
"LEGALICEN ESA MIERDA".
La Casa Tomada
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