Planeo hacer un compendio de expresiones literarias. Pero para ello, la calidad necesita ser una constante, debe ser común aunque tal característica no redunde. Esta mañana me asome a la ventana y me encontré con un poster de la película el cadáver de la novia de Burton. Debo confesar que la vi, únicamente por eso, vaya si el cine fuera una lotería de seguro pegarle al gordo sería cuestión de asomarse a la ventana. Al final, Burton y yo no somos tan distintos, comulgo (otra forma de decir amo) con casi toda su filmografía, aunque por ello no se destaque, muchos otros son de mi agrado con aglomeraciones de imagen mucho más amplias. Bien lo diré, soy amante del azar, una carta lanzada al aire me invita a ver una película, que sin mayor expectativa busco en la librería café bar restaurante de la esquina, contigua a la parada de autobús y que me encuentro, una historia convencional, precisa, justa y fiel a Burton. La fidelidad debería comentarse más a menudo entre la crítica.

Película sencilla, bien hecha y excesivamente existencial en donde Burton juega a comprender la vida después de la muerte, nuevamente y lo hace saliendo airado, entre aplausos. Alguien se dio cuenta de cuanta relación tiene el incentivo traducido en aplausos sobre el logro técnico con el rito que exhorta a una pareja unida en santo matrimonio, a buscar un sendero entre los vivos. Otro agasajo concebido en las paredes de un baño, probablemente mientras defeca en el que Burton toma un piano y una copa, mientras la crítica lo repudia. –Mentiroso; -Pretensioso; -Vil; -Infame; -Crucifiquenlooooo!!!! Burton volviendo a la animalidad, facilista homo-sapiens.