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Voto de KesheR:
5
6,7
23.367
Acción. Ciencia ficción
Tras el holocausto nuclear, la gasolina se ha convertido en un bien escaso y muy codiciado. Mad Max, héroe solitario, inicia una lucha sin cuartel para ayudar a una colonia de supervivientes constantemente atacada por un grupo de violentos guerreros que intenta arrebatarle un tanque de gasolina. Max decide ayudar a los defensores del tanque... (FILMAFFINITY)
2 de marzo de 2009
39 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algunas de las obras de Jules Verne han pasado a la Historia por ser profundamente visionarias y proféticas. "De la Tierra a la Luna", escrita en 1865 cuando la Luna solamente era parte del decorado nocturno, o "20000 leguas de viaje submarino", escrita en 1869 cuando lo más submarinista que se llevaba era respirar por un tubito, son buenos ejemplos sobre ello. Aunque Verne ponía la mejor de sus intenciones en la precisión científica y técnica, no cabe la menor duda de que se equivocó en muchas cosas. Nadie ha viajado nunca al Espacio dentro de una bala de cañón gigante, y los submarinos son artefactos bastante mediocres en los que hay poco que hacer aparte de beber y darse pajas.
Pero, en esencia, acertó.
George Miller no es un buen director ni un buen guionista. "Mad Max 2" es una película muy mala, y lo que casi es peor, muy hortera. La estética de esta película se encuentra entre las cosas más bizarras que he visto en mi puta vida. Comenzando por el mechón blanco de Gibson y terminando por el malo con el culo al aire, pasando por la Jane Fonda postapocalíptica, toda la película es una colección de excesos de vestuario que llega a resultar incluso entrañable. Pero la película no sólo es mala por ser hortera; el guión es tremendamente simple, con personajes planos y de relleno, incluyendo a Mad Max. Ninguno nos importa nada, ninguno tiene una mínima definición o carisma; el propio héroe de la cinta no parece tan invencible como lo pintan, ni tan chulo, ni tan guerrero. Por si esto fuera poco, le acompañan los dos talismanes del cine ochentero: el niño que no pinta nada y la mascota inseparable. El argumento, también, es de una simplicidad alarmante: malos contra buenos, y punto; los buenos de blanco y los malos de negro, no sea que el espectador se pierda.
Ahora bien: sube puntos por su capacidad visionaria.
Nadie parece preguntarse qué va a pasar con esta civilización cuando empiecen a escasear los combustibles que la han hecho florecer. George Miller fue un absoluto visionario al escribir un guión (un mal guión, pero algo es algo) sobre la relación directa que existe entre nuestra civilización y unos productos totalmente finitos que simplemente quemamos, sin vuelta atrás. Al igual que Jules Verne puso una bala hortera de camino a la Luna cuando sólo los enamorados pensaban en ella, George Miller fabricó una película hortera sobre el cenit del petróleo 17 años antes de que Colin Campbell publicase sus célebres artículos "La próxima crisis petrolera" y "El fin del petróleo barato", y 19 antes de que fundase la ASPO.
Bastante impresionante para un director tan aficionado a los tangas y al cuero.
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CONTINÚA EN LOS SPOILERS POR FALTA DE ESPACIO
(pero no hay spoilers)
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Pero, en esencia, acertó.
George Miller no es un buen director ni un buen guionista. "Mad Max 2" es una película muy mala, y lo que casi es peor, muy hortera. La estética de esta película se encuentra entre las cosas más bizarras que he visto en mi puta vida. Comenzando por el mechón blanco de Gibson y terminando por el malo con el culo al aire, pasando por la Jane Fonda postapocalíptica, toda la película es una colección de excesos de vestuario que llega a resultar incluso entrañable. Pero la película no sólo es mala por ser hortera; el guión es tremendamente simple, con personajes planos y de relleno, incluyendo a Mad Max. Ninguno nos importa nada, ninguno tiene una mínima definición o carisma; el propio héroe de la cinta no parece tan invencible como lo pintan, ni tan chulo, ni tan guerrero. Por si esto fuera poco, le acompañan los dos talismanes del cine ochentero: el niño que no pinta nada y la mascota inseparable. El argumento, también, es de una simplicidad alarmante: malos contra buenos, y punto; los buenos de blanco y los malos de negro, no sea que el espectador se pierda.
Ahora bien: sube puntos por su capacidad visionaria.
Nadie parece preguntarse qué va a pasar con esta civilización cuando empiecen a escasear los combustibles que la han hecho florecer. George Miller fue un absoluto visionario al escribir un guión (un mal guión, pero algo es algo) sobre la relación directa que existe entre nuestra civilización y unos productos totalmente finitos que simplemente quemamos, sin vuelta atrás. Al igual que Jules Verne puso una bala hortera de camino a la Luna cuando sólo los enamorados pensaban en ella, George Miller fabricó una película hortera sobre el cenit del petróleo 17 años antes de que Colin Campbell publicase sus célebres artículos "La próxima crisis petrolera" y "El fin del petróleo barato", y 19 antes de que fundase la ASPO.
Bastante impresionante para un director tan aficionado a los tangas y al cuero.
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CONTINÚA EN LOS SPOILERS POR FALTA DE ESPACIO
(pero no hay spoilers)
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Los habitantes de Wasteland somos nosotros. Tanto los buenos como los malos. Ambas facciones se agarran desesperadamente a las gotas combustibles en un intento desesperado de no abandonar su estilo de vida. ¿Qué buscan malos y buenos en la gasolina? Los malos buscan la velocidad, la adrenalina, el "non-stop"; los buenos buscan la falsa comodidad de una bonita jaula, la pútrida pasividad de una vida devota a la tecnología. Malos y buenos ejemplifican las dos posturas de la sociedad actual con respecto al "progreso". "Lo primero es defender el combustible", dice el jefe blanco. "¡Morirán por una quimera!", dice otra de las enjauladas, pero se equivoca: llevan muriendo por esa quimera cada minuto que han pasado reverenciando el extractor de petróleo.
Los habitantes de Wasteland no supieron encontrar una alternativa a los combustibles fósiles. Por lo que cuenta la película, parece que en ese mundo la gente despertó un día y descubrió que las máquinas ya no funcionaban; les entró el pánico. Nosotros sonreímos desde nuestro sofá pensando en qué estúpidos fueron los habitantes de Wasteland, que sólo se dieron cuenta del problema cuando lo tuvieron encima. Sonreímos con la autosuficiencia ignorante de los imbéciles. El Informe Hirsch, realizado por el departamento de energía de EEUU en el 2005, pronosticó que harían falta al menos 20 años de preparación mundial antes del cenit del petróleo para superar ese momento histórico sin consecuencias graves. Pues bien: el cenit del petróleo es algo que ya está aquí, lo estamos viviendo; y no sólo no nos estamos preparando para ello, es que la inmensa mayoría de la gente ni siquiera sabe de qué estoy hablando.
Por supuesto, la creencia de la gente es que con cuatro paneles solares, cinco centrales nucleares y cuatro molinos saldremos del paso tan ricamente, consumiendo como hasta ahora. Todos cogiditos de la mano y silbando al ritmo de la industria verde, por supuesto ignorando el bajísimo rendimiento de las energías renovables y que todas las alternativas, incluída la nuclear, están basadas en materiales NO RENOVABLES: ¿o acaso el uranio, el cobre de las hélices o los exquisitos minerales de las células fotovoltaicas crecen en los árboles? Los paneles solares y los molinos de viento capturan energía renovable de una forma no renovable, a ver si nos vamos enterando. Y "no renovable" significa que llega un momento en que se acaba PARA SIEMPRE.
En un mundo que ya soporta tres guerras por recursos (Irak, Afganistán, Congo), donde la gente se vuelve loca si se le rompe la tele o no puede cambiar su viejo móvil, lo más probable es que todos dejemos atrás nuestra preciosa tecnología industrial y nuestras comodidades alienantes con una sonrisa en la cara y dándonos besos y abrazos. Pero fijo, eh.
"Te alimentas del cadáver del viejo mundo", le dice el gran jefe blanco a... ¿Mad Max? No. Nos lo dice a todos.
Los habitantes de Wasteland no supieron encontrar una alternativa a los combustibles fósiles. Por lo que cuenta la película, parece que en ese mundo la gente despertó un día y descubrió que las máquinas ya no funcionaban; les entró el pánico. Nosotros sonreímos desde nuestro sofá pensando en qué estúpidos fueron los habitantes de Wasteland, que sólo se dieron cuenta del problema cuando lo tuvieron encima. Sonreímos con la autosuficiencia ignorante de los imbéciles. El Informe Hirsch, realizado por el departamento de energía de EEUU en el 2005, pronosticó que harían falta al menos 20 años de preparación mundial antes del cenit del petróleo para superar ese momento histórico sin consecuencias graves. Pues bien: el cenit del petróleo es algo que ya está aquí, lo estamos viviendo; y no sólo no nos estamos preparando para ello, es que la inmensa mayoría de la gente ni siquiera sabe de qué estoy hablando.
Por supuesto, la creencia de la gente es que con cuatro paneles solares, cinco centrales nucleares y cuatro molinos saldremos del paso tan ricamente, consumiendo como hasta ahora. Todos cogiditos de la mano y silbando al ritmo de la industria verde, por supuesto ignorando el bajísimo rendimiento de las energías renovables y que todas las alternativas, incluída la nuclear, están basadas en materiales NO RENOVABLES: ¿o acaso el uranio, el cobre de las hélices o los exquisitos minerales de las células fotovoltaicas crecen en los árboles? Los paneles solares y los molinos de viento capturan energía renovable de una forma no renovable, a ver si nos vamos enterando. Y "no renovable" significa que llega un momento en que se acaba PARA SIEMPRE.
En un mundo que ya soporta tres guerras por recursos (Irak, Afganistán, Congo), donde la gente se vuelve loca si se le rompe la tele o no puede cambiar su viejo móvil, lo más probable es que todos dejemos atrás nuestra preciosa tecnología industrial y nuestras comodidades alienantes con una sonrisa en la cara y dándonos besos y abrazos. Pero fijo, eh.
"Te alimentas del cadáver del viejo mundo", le dice el gran jefe blanco a... ¿Mad Max? No. Nos lo dice a todos.