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España España · Valencia
Voto de Talladal:
5
Drama. Romance Guenther y Paul quieren vivir al límite y sin compromisos. Un fin de semana que pasan con Hilde, la hermana de Guenther, en una casa de campo, Paul se enamora de la chica. Aunque parece que ella le corresponde, en realidad, tiene otros amores. Se ve en secreto con Hans, un antiguo amante de Guenther. Mientras celebran en el jardín una fiesta bohemia con un grupo de amigos, aparece de improviso Hans y desencadena una montaña rusa de ... [+]
26 de mayo de 2009
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los años 20 fueron una época decadente. Los virtuosos ideales decimonónicos sirvieron de justificación a la Gran Guerra. Ocho millones de muertos y seis millones de inválidos por una locura urdida por hombres sensatos. ¿Para qué sirvió tanto sacrificio? ¿De qué valieron los caballerosos modales en el infierno de Verdún o del Somme? ¿Para qué ser recto y privarse de sucumbir a los deleitosos frutos de la tentación? ¿Es mejor fallecer por una extraviada bala disparada por un extranjero desconocido con motivo de la lejana muerte de un oscuro Archiduque?

Cuando una sociedad se halla ante una crisis moral trata de generar nuevos valores para seguir a flote. Los cenutrios más ricos, porque esta nueva vida precisa de posibles, idean modos de vida consistentes en la mera transgresión de las conductas consideradas antes virtuosas. Para decirlo a modo de consigna, se considera que “Ser malo es mejor que ser bueno” o que “Destruir es mejor que construir”. Estas formulaciones de malditismo nihilista (libertinaje, ciencias ocultas, vida pseudoartística, poliadicciones, realidad alterada, primitivismo, irracionalismo, etc.) son enunciaciones alternativas del moderno y sugerente tópico “Sexo, drogas y rock and roll”.

Con un tema tan manido, el resto de elementos semánticos de la historia son adjetivos. Mutatis mutandis, la película podría haber ido sobre estrellas estrelladas del rock, mafiosos en busca del sentido de la vida o poetas que se suben la bragueta. Al fin y al cabo, aquí se mata y se muere porque la rave party dura días y el bajón es de puta madre. Con un cebollazo así, uno pega tiros si tiene una pistola a mano y a seguir funcionando.

Pero quizá el problema no reside en que el tema sea un tópico sino en que, contrariamente a lo que sucede en las grandes obras, el tópico acaba absorbiendo a la historia.

Nada que objetar en el apartado técnico. En las interpretaciones, frente a jóvenes actoretes, la madurez del joven Daniel Brühl.
Talladal
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