Se vendió en su época como: "Una exitosa historia que ha conmovido a varias generaciones". Y así fue. De hecho, el mensaje final es bastante noble, el problema es la forma de plantearlo todo, su menosprecio a la inteligencia del espectador, y la falta de sensación real de cosa vivida.

Muchas madres de los que ahora tienen sobre 45 años recordarán esta obra que ni cinematográfica ni narrativamente es demasiado sutil, pero va directamente a los sentimientos.

La historia es exagerada en todo: la familia de ella es una familia de honor, el padre biológico deja moralmente mucho que desear, el hijo acaba siendo médico o sea una profesión de prestigio social y admirada por las mujeres de la época que sería el principal público del film (no podía ser albañil y alguien de clase humilde), y lo peor la madre entra a un convento por su pecado o por la "condena social", mientras deja a su hijo para que lo eduque otra mujer. La música a veces también es melodramática.

Pero una cosa es decirlo y otra es verla, uno tiene que tener una predisposición religiosa o moralista para ver esta película, y no porque esté mal el planteamiento si no porque es maniqueo. Uno se siente profundamente irritado de tanta afectación católica, del típico "soy feliz a pesar del sufrimiento y el pecado", como si fuera un campeonato de sufrimiento y tuviera mérito ser la que más sufre, un auténtico masoquismo esquizofrénico de felicidad.

En fin hay bastantes clichés de una intención didáctica bastante incómoda. Hay que ser sutil, ambiguo y más objetivo para juzgar cualquier tema serio con la realidad de la vida.

Recomendable solo para curiosos o nostálgicos como documento histórico-sociológico de cómo se "educaba" a las jóvenes de la época.