El director y productor británico Lance Confort comenzó realizando labores de todo tipo en la industria británica antes de pasarse a la dirección: fue camarógrafo, encargado de sonido, asistente de director, supervisor técnico y director de documentales hasta que en 1941 decidió dar el paso de dirigir su primera película, iniciando una interesante carrera, no muy prolífica pero demostrativa del alto nivel de la algo desconocida filmografía británica desde los años 40 hasta los primeros 60.

Aquí comparte la dirección con el director de fotografía Mutz Greenbaum -que aparece como Max Greene- y Victor Hanbury en una muy modesta película basada en una novela del exitoso novelista y guionista Eric Ambler, desarrollada en un pequeño hotel de la costa francesa que pone en juego una trama de espionaje con aires de novela de Agatha Christie en el enrarecido contexto de las vísperas de la segunda guerra mundial.

Peter Valasy es un estudiante de medicina austriaco que ha huido de la Alemania de Hitler para solicitar la nacionalidad francesa y que se ve acusado de espiar para los alemanes al fotografiar las instalaciones militares de Toulon, lo que le obligará a tratar de averiguar quién es el auténtico espía que se esconde en su hotel.

La modestia franciscana de la propuesta, desarrollada casi exclusivamente en el escenario del hotel, aminora en parte, pero no desmerece, las sintéticas cualidades narrativas, la elegancia de los encuadres –véase el momento en el que declara ante la policía saliendo de su celda- y la fantástica planificación de una película engrandecida por la siempre virtuosa labor de James Mason como protagonista casi completo de la película.

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