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España España · Oviedo
Voto de Gould:
9
Drama Dimitri Ivanovich (Fredric March) es un militar de la nobleza que vuelve a la hacienda de sus tías Marie y Sophia, donde se reencuentra con Katusha (Anna Sten), la joven plebeya con la que jugó de pequeño y que está ahora convertida en una preciosa mujer. El amor surge entre ellos, pero el servicio militar de su majestad el zar, reclama a Dimitri y este se marcha luego de haberse esforzado por educar en socio-política a su enamorada. Lo ... [+]
8 de diciembre de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en “Resurrección”, obra maestra de Tolstoi publicada en 1899, el director de origen ruso –en realidad armenio- Rouben Mamoulian levanta una magnífica adaptación de la última novela del escritor ruso que, entre muchas otras lecturas, esconde una severísima crítica a las diferencias sociales en la Rusia de finales de siglo.

En 1875 el príncipe Dmitri Ivanovich vuelve a la dacha donde sus tías conviven con la joven Katusha, acogida de niña y con la que se crió. Dmitri es un hombre sencillo e idealista, con un barniz superficial de ideas socialistas y liberalizadoras, que se siente alejado de las costumbres de los altos oficiales del ejército. Poco a poco, sin embargo, se irá adaptando a esa vida de fiestas, apariencias, amoríos y orgías desenfrenadas que le cambiarán el carácter y le convertirán en un hombre vano y egoísta, olvidando sus ideas de juventud y el afecto que le unía a Katusha. A la vuelta a la granja de sus tías se aprovecha de ella y la deja embarazada por lo que será expulsada sin que él lo sepa hasta acabar años después en los bajos fondos de la ciudad de Moscú, prostituyéndose y donde casualmente la encontrará en un juicio.

La película, y por tanto la novela, habla de dos elementos fundamentales: la inocencia traicionada –tema ya tratado por Mamoulian en “The Song of Songs” (1932) con Marlene Dietrich- y la redención personal. La matizada interpretación de Frederic March, que ya había colaborado con Mamoulian en la genial “Dr. Jekyll and Mr. Hyde” (El hombre y el monstruo, 1931) y la sensible, aunque un poco impostada, interpretación de la bellísima Ana Sten engrandecen esta película, cuidadosamente fotografiada por Gregg Toland. Mamoulian demuestra su enorme capacidad creativa y narrativa y nos regala inteligentes elipsis que hacen avanzar sin decaimientos en la acción, junto a elegantes soluciones visuales –como ese plano que funde la repugnante comida de la cárcel con el lujo de la aristocracia- y vívidas escenas como las de Pascua Rusa o toda la parte de la cárcel, modelo de su estilo sensible, económico y reconcentrado pero cálidamente expresivo. Muy buena película.
Gould
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