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España España · Oviedo
Voto de Gould:
4
Comedia. Romance. Drama Andy (Lee Bowman) y Janie (Jean Arthur) Anderson están sentados en lados opuestos de la Corte solicitando el divorcio. Cuando el juez está a punto de dar su veredicto, el padre de Janie, (Charles Coburn), con la intención de salvar el matrimonio, sugiere que la pareja regrese a San Francisco (dónde se conocieron año y medio antes) por cuatro días y revivan todos sus pasos, incluyendo su matrimonio. (FILMAFFINITY)
24 de febrero de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el haber de Irving Cummings, uno de tantos artesanos de la época dorada de Hollywood, no parece haber obras destacadas, más allá de productos de ocasión, aliñados con suficiente oficio, y en el que abundan indigestos musicales para lucimiento de la microscópica estrella Shirley Temple, en una dilatada carrera iniciada a finales del cine mudo. Haciendo memoria podría recordar con agrado un biopic sobre Alexander Graham Bell, “The Story of Alexander Graham Bell” (El gran milagro, 1939), que fue un exitazo de taquilla y contaba con la inestimable presencia de Don Ameche y Loretta Young como pareja principal. No disfruta de igual suerte esta comedieta sin gracia sobre una pareja de jóvenes que se conocen durante sólo cuatro días en los días de la segunda guerra mundial, antes de que él vaya movilizado y ella se quede embarazada, asunto del que él no sabrá nada hasta que dos años después se reencuentren en un permiso.

El punto de partida era bueno pero la dramatización, los diálogos y los golpes de humor son de segunda y surgen más de los equívocos, malentendidos o de las dificultades que tienen los protagonistas para conocerse de nuevo que de un argumento trabajado. Por ello, el prometedor inicio queda diluido en un alud de lugares comunes, a través de un guion sosete que no consigue despegar en ningún momento. Aunque el trabajo de los actores salva algo la función -pese a la inaudita desgana de Jean Arthur, la singular sosería de un actor como Lee Bowman, que apuntaba maneras, o la incolora prestación del habitualmente excelente Charles Coburn- la película, plagada de escenas sin brío, estúpidas y sin gracia, excesivamente alargadas y sin pulso, convierten a esta producción en una deficiente comedia.
Gould
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