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España España · Oviedo
Voto de Gould:
7
Drama. Romance A Sadie McKee la rechaza un delincuente que prefiere caer en brazos de una exuberante actriz. Sola y despechada, empieza a trabajar en un club nocturno, donde conoce a un millonario que se enamora de ella. Aunque acepta su propuesta de matrimonio, no es feliz debido al rechazo de su familia política que piensa que es una aventurera que se ha casado sólo por dinero. (FILMAFFINITY)
3 de septiembre de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joan Crawford da vida a la hija de una cocinera en la casa de los acomodados Alderson que huye sin dinero a Nueva York con su novio y donde su vida dará mil y un giros en una desesperada lucha por ascender socialmente. Pese a su carácter híbrido –melodrama social con toques de comedia y musical en el que se cantan cinco canciones-, la película reúne algunas buenas cualidades, como el fluido ritmo que impone Brown al discurrir vital de Sadie lleno de peripecias en el que el trabajo de la Crawford resulta demoledor y emocionante, en uno de esos papeles llenos de carácter e independencia que tan bien le iban y que llevó a cabo con éxito durante 20 años –en 1945, por ejemplo, rodaría esa obra maestra dirigida por Michael Curtiz “Mildred Pierce” en un papel con muchas concomitancias con el que nos ocupa-. Como drama el film es modélico pero los elementos de comedia, a ratos protagonizados por el personaje del millonario alcohólico –interpretado por Edward Arnold- resultan un poco ajenos al espíritu de la película, mientras que las canciones no molestan y aportan un original sentido dramático al personaje interpretado por Gene Raymond. El papel de Franchot Tone, como el hijo de la familia Alderson enamorado de Sadie, está un poco desdibujado y no termina de convencernos en su relación amorosa hacia la protagonista. Por su parte resulta curiosa y atractiva la figura del mayordomo interpretado por Leo G. Carroll en su sugerente relación, ligeramente morbosa y competitiva con Crawford, por cuidar a Eduard Arnold. Todo el final de la película, abiertamente melodramático, es de gran nivel, con la escena en el sanatorio y el cierre visualmente soberbio con la tarta de cumpleaños. Película muy interesante que sirve para completar la destacada y un poco olvidada filmografía de Clarence Brown y la mucho más conocida carrera de Joan Crawford en uno de sus grandes papeles.
Gould
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