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España España · Oviedo
Voto de Gould:
7
Drama Tras la dolorosa pérdida de su hijo, Edna, una valiente mujer de Texas, decide crear un orfanato para ayudar a los niños más desvalidos y necesitados de ayuda; pero los ciudadanos más conservadores no verán con buenos ojos la creación de una institución de acogida para niños nacidos fuera del matrimonio. Edna luchará incansablemente para conseguir legalizar el orfanato. (FILMAFFINITY)
23 de agosto de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con guion de Anita Loos y rodada en Technicolor, la película es un biopic sobre Edna Gladney (1886-1961), una pundonorosa mujer que mantuvo, por su cuenta, una guardería para familias pobres y trató durante toda su vida de colocar a niños abandonados con familias adoptivas. Con el lanzamiento de la película en 1941, la labor de Gradney. a la que Greer Garson, nominada al Oscar como mejor actriz principal daba vida, fue reconocida a nivel nacional y ayudó a replicar su lucha en todo el territorio norteamericano.

Deliciosamente naif, Mervyn Leroy propone el discurrir vital de la protagonista como un melodrama folletinesco de los de antes, con gotas de un finísimo humor, que se sostiene por la magia del viejo Hollywood, en el que todos tratan de dar lo mejor de sí mismos, en una aleccionadora historia de los esfuerzos de esta generosa mujer –que por cierto participó en la producción de la peli-, defensora de eliminar el estigma de la ilegitimidad de los hijos y a quien las desgracias y embates de la vida no arredran lo más mínimo.

La película se beneficia, qué duda cabe, de la maravillosa pareja compuesta por Greer Garson y Walter Pidgeon, que compartieron con imparable éxito ocho películas juntos, fundamentalmente en los años 40. Destaca, en especial, el excelente trabajo de la primera, una de las actrices más admiradas del Hollywood clásico, pero también convendría subrayar la dúctil y maestra dirección de Leroy, capaz de lo mejor cuando se lo proponía, lo que no le impide seguir algo arrinconado en el panteón de los grandes maestros del Hollywood clásico.

Hay que tener el corazón de cemento para no lagrimear en ocasiones ante esta sentida, emotiva, a ratos divertida, bondadosa película de tonos apastelados –la dirección artística obtuvo el Oscar- que, sin brillar con una luz especial, no desentona en la admirable carrera de Mervyn Leroy.
Gould
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