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Taiwán Taiwán · Made in
Voto de elmer:
3
Terror. Fantástico Cuando el despiadado asesino en masa Horace Pinker es electrocutado por sus horribles crímenes, un pacto con el diablo le transforma en algo incluso más aterrador, un demonio sobrecargado capaz de poseer el cuerpo y la mente de los demás... y está decidido a seguir con su escalada de violencia. (FILMAFFINITY)
15 de marzo de 2011
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
No debería importar demasiado que Wes Craven se repita descaradamente con esta electrizante fotocopia de su creación más preciada, Freddy Krueger. Siempre se espera otra "Pesadilla" (aunque ahora sean los tiempos de "Scream"), venga de una forma u otra, a cargo del realizador.

Lo que verdaderamente importa en este desaguisado es que, una vez más, Craven, echa a perder la oportunidad de llevar a buen puerto una idea interesante. Con un guión propio, desde el que se vislumbra cierta carga crítica a la información televisiva y a la pena de muerte, el realizador promete más de lo que da y consigue aquí una de sus pelis más lamentables, lo que viniendo de alguien que a menudo suele retozar en la mediocridad, se traduce en una película cercana al sopor.

A algunos de sus asombrosos (por ridículos) pasajes, como la ruborizante persecución en el parque o el disparatado ritual del asesino con el televisor, se le une la labor del chico guapito de la peli, Peter Berg, quien hace gala de la misma puta expresión durante toda la peli; lo mismo da quién de sus allegados palme, su expresión facial será igual que si se le hubiese muerto el periquito. No así, Mitch Pileggi, que se desenvuelve correctamente en la piel del eléctrico psicokiller, Horace Pinker, sin que ello sea tampoco nada del otro jueves. Da exactamente lo que demanda su descacharrante personaje, sin demasiados excesos, pero también sin sorpresas.

Muy similar, por otro lado, a "Muerte a 33 revoluciones por minuto" (Trick or Treat) estrenada en 1986, que parece sirvió para algo más que de simple referencia al 'maestro' a la hora de crear esta caricatura de película de terror y que, como en aquélla, se puede vanagloriar de una metalera banda sonora. Aquí unen fuerzas concretamente, Iggy Pop, Paul Stanley, Tommy Lee, Megadeth (versionando aquí el "No more Mr. Nice Guy" de Alice Cooper) y el compositor Desmond Child, quienes le dan al film, vía musical, esa dignidad que su realizador es incapaz de otorgarle a duras penas por el medio escrito.

Como pasa con casi todas las buenas ideas de Craven, llega un punto en el que esta deja de desarrollarse, empieza a dar palos de ciego y acaba por rozar involuntariamente lo paródico (los últimos diez minutos son ya puro chiste), donde no tiene maldita la gracia e importa todo un carajo.

Y es que, eso es lo peor de todo, que encima se hace aburrida.
elmer
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