No soy de los que cada vez que sale Eastwood en pantalla espera que a la mínima empiece a repartir estopa y se lie a tiros con medio reparto. Me gusta ver a Harry Callahan, pero disfruto mucho con el Philo Beddoe de La Gran Pelea y Duro de Pelar, por ejemplo. Sin embargo, el prota de esta historia quién bebe de los personajes que acabo de mencionar, no engrosará la extensa lista blanca de los carismáticos roles protagonistas del actor, pues este Tommy Nowak se queda a medio gas; y no por mal interpretado, sino por mal escrito. Quiere resultar divertido a base de chulería y algún disfraz, pero siempre con una facilidad pasmosa para borrar la sonrisa de su cara de un chasquido, lo que resulta un tanto penoso, pues uno se da cuenta de que la autoparodia que pretende no la consigue en ningún momento. Hey!, pero no se pongan tristes; al fin y al cabo, sigue siendo Clint.

Pero cuidado, que si de personaje vamos mal, de trama vamos fatal: Eastwood cazarrecompensas, una fugitiva mujer y su bebé, 250.000 dólares, una lamentable banda que dice ser de ultraderecha y, lo más llamativo de todo (y lo que hace que no me duerma con la cinta, cada vez que sale a escena), un precioso Cadillac rosa. Es un lujo verlo pasear arriba y abajo, pero como ustedes comprenderán, aquí el menda no se tira dos horas de peli para ver solamente un Cadillac Eldorado por muy rosa que sea y por muy chulo que resulte ver a Clint a través del parabrisas con las manos al volante. En principio todos estos elementos serían más que suficientes para una dinámica comedia de acción, pero con todo no es divertida. Por cierto, todo lo que concierne al campo de tiro de la banda, es una auténtica porquería.

Si aún así, no la he dado demasiada mala nota es gracias a algunos momentos 'made in Eastwood', pero es de las peores del amigo Clint y dentro de ello, de las más flojas. Aunque bueno, se lleva cuatro estrellitas (por muy poco no se lleva tres) lo que, sin ánimo de querer arreglar nada ahora, tampoco es ningún naufragio; es lo que tiene ser un actor de carácter.

Eso sí, la próxima vez que quiera ver a Clint por carretera, me pondré Ruta suicida.