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Voto de cilinderman:
8
21 de enero de 2010
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
El peculiar y desconocido cineasta Max Ophüls rodó en Alemania esta película en pleno ascenso de Hitler al poder, y un mes después de su proclamación como Kaiser, se estrenó. Eso sí, habían eliminado los nombres de los autores y técnicos judíos, que eran la mayoría. Al tiempo, Ophüls y su familia estaban ya huyendo a París. Inmediatamente después de su llegada, rehizo la película cambiando sólo los primeros planos y doblaje. La reedición está, en general, peor valorada por la crítica por la falta del ambiente vienés.
Liebelei fue su primera gran película. Las anteriores, Die verliebte Firma (1931), Die verkaufte Braut (1932) et Die lachende Erben (1932) eran cualitativamente menores. La película finalmente anunció al mundo la maestría de Ophüls como director. De hecho en doce años más tarde, el productor Preston Sturges dio trabajo a un Ophüls en paro: estaba muy impresionado precisamente por esta película. Kubrick o Truffaut son otros admiradores Liebelei.
La primera característica es la sencillez de esta película y de casi todas las obras de Ophüls. La historia en sí misma tiene poco interés, incluso en el tiempo, ya que no es más que un melodrama que evoca esa época “dorada” con el emperador Francisco José (ver en spoiler 1), pero esta previsibilidad da el director la libertad para organizar y dar sentido al material. La emoción de la película no proviene de la información pura y simple, sino del diseño de los personajes. La precisión de la puesta en escena no valora la simple acción, sino las tensiones y relaciones entre los elementos previamente establecidos. Lo que diferencia las películas de Max Ophüls de las de sus voyeuristas contemporáneos es que el punto de vista pertenece principalmente a los personajes. Ellos construyen la mirada, son los sujetos y nosotros sus objetos (ver en spoiler 2).
Liebelei, como La Signora di tutti (1934), Letters from an unknown woman (1948) y muchas de las mejores películas de Ophüls, es un melodrama es la característica más notable del melodrama es la normalizada existencia de redundancias: la misma información se da tantas veces al espectador que, acaba sabiendo más sobre la historia que los propios personajes. Pero en el cine de Ophüls la redundancia no excluye la sencillez o la economía de medios, existe una tensión constante entre esos dos elementos (ver en spoiler 3).
Otra constante en la filmografía de Ophüls es el choque de generaciones (ver en spoiler 4). Ophüls no hace una variación sobre el tema sino que añade datos específicos que transforman el material original. La adaptación es un proceso de herencia: la aceptación requiere transformación.
Una joya.
Liebelei fue su primera gran película. Las anteriores, Die verliebte Firma (1931), Die verkaufte Braut (1932) et Die lachende Erben (1932) eran cualitativamente menores. La película finalmente anunció al mundo la maestría de Ophüls como director. De hecho en doce años más tarde, el productor Preston Sturges dio trabajo a un Ophüls en paro: estaba muy impresionado precisamente por esta película. Kubrick o Truffaut son otros admiradores Liebelei.
La primera característica es la sencillez de esta película y de casi todas las obras de Ophüls. La historia en sí misma tiene poco interés, incluso en el tiempo, ya que no es más que un melodrama que evoca esa época “dorada” con el emperador Francisco José (ver en spoiler 1), pero esta previsibilidad da el director la libertad para organizar y dar sentido al material. La emoción de la película no proviene de la información pura y simple, sino del diseño de los personajes. La precisión de la puesta en escena no valora la simple acción, sino las tensiones y relaciones entre los elementos previamente establecidos. Lo que diferencia las películas de Max Ophüls de las de sus voyeuristas contemporáneos es que el punto de vista pertenece principalmente a los personajes. Ellos construyen la mirada, son los sujetos y nosotros sus objetos (ver en spoiler 2).
Liebelei, como La Signora di tutti (1934), Letters from an unknown woman (1948) y muchas de las mejores películas de Ophüls, es un melodrama es la característica más notable del melodrama es la normalizada existencia de redundancias: la misma información se da tantas veces al espectador que, acaba sabiendo más sobre la historia que los propios personajes. Pero en el cine de Ophüls la redundancia no excluye la sencillez o la economía de medios, existe una tensión constante entre esos dos elementos (ver en spoiler 3).
Otra constante en la filmografía de Ophüls es el choque de generaciones (ver en spoiler 4). Ophüls no hace una variación sobre el tema sino que añade datos específicos que transforman el material original. La adaptación es un proceso de herencia: la aceptación requiere transformación.
Una joya.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
1- La historia que lleva al suicidio era típica ya en la época, cada avance de la narración es perfectamente predecible. Cuando Cristina deja caer los prismáticos sobre Fritz, ya sabemos que se enamorarán.
2- Al final de Liebelei hay un retrato de cómo Christine empieza a darse cuenta de la verdad, que su amante ha muerto. El plan dura 129 segundos, y aunque no mire a la cámara, se hace incómodo percibir nuestra presencia fuera del cuadro. Esta puesta en escena tan agresiva no desaparece cuando la decencia lo exige, ni siquiera cuando el límite de paciencia del espectador se acerca. Ophüls hace que sus personajes mueran de humillación o, cruelmente, de frustración. Este plano ya forma parte de la historia del cine.
3- Por ejemplo, en el duelo sabemos que el barón es un gran tirador, así como las condiciones: que él disparará primero porque es el ofendido. Ophüls simplifica la puesta en escena con un único plano angustiante de los amigos del coronel, ni siquiera de los rivales del duelo. Cuando oímos el primer disparo los personajes esperan el segundo, pero sabemos que no llegará.
4- En Liebelei así como en Letters from an unknown woman et Madame de..., el marido es un aristócrata de avanzada edad que tiene, naturalmente, vinculación con el ejército, y mata en duelo al hombre joven amado por el personaje femenino.
2- Al final de Liebelei hay un retrato de cómo Christine empieza a darse cuenta de la verdad, que su amante ha muerto. El plan dura 129 segundos, y aunque no mire a la cámara, se hace incómodo percibir nuestra presencia fuera del cuadro. Esta puesta en escena tan agresiva no desaparece cuando la decencia lo exige, ni siquiera cuando el límite de paciencia del espectador se acerca. Ophüls hace que sus personajes mueran de humillación o, cruelmente, de frustración. Este plano ya forma parte de la historia del cine.
3- Por ejemplo, en el duelo sabemos que el barón es un gran tirador, así como las condiciones: que él disparará primero porque es el ofendido. Ophüls simplifica la puesta en escena con un único plano angustiante de los amigos del coronel, ni siquiera de los rivales del duelo. Cuando oímos el primer disparo los personajes esperan el segundo, pero sabemos que no llegará.
4- En Liebelei así como en Letters from an unknown woman et Madame de..., el marido es un aristócrata de avanzada edad que tiene, naturalmente, vinculación con el ejército, y mata en duelo al hombre joven amado por el personaje femenino.