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Voto de Archilupo:
6
Terror. Thriller. Drama Un psicólogo, que quiere ayudar a su mujer a superar la muerte de su hijo en un accidente, decide llevarla a una cabaña perdida en medio de un bosque, donde ella había pasado el último verano con el niño. Sin embargo, la terapia no funciona, y tanto ella como la naturaleza empiezan a comportarse de un modo extraño. (FILMAFFINITY)
12 de marzo de 2010
31 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Von Trier propone su personal “Secretos de un matrimonio”: al fondo del alma no por la ruta Bergman, agotando el completo repertorio de sentimientos mutuos, sino por un túnel de alucinación, gore y demencia.
Las profundidades del alma son para VT las de la Naturaleza, que es a la vez núcleo del ser humano (sobre todo el femenino) y Satán, objetivo simbólico del genocidio de millones de mujeres durante la represión de la brujería en Europa.

Esta notable visión da lugar a una película fracturada entre lo concreto de la historia de la pareja y lo abstracto del marco ideológico, capa ésta que busca dar dimensión trascendente al relato.
El intento de, cargando el énfasis en algunos detalles, unir lo abstracto y lo concreto, deriva en exceso y paroxismo, y acentúa esa fractura, defecto principal de la película.
Quién sabe si habría funcionado mejor dando a la historia un contexto social, o ninguno, en vez del teológico-brujeril, tan sofisticado.

VT avisa del tratamiento fuerte que va a usar: en el minuto inicial, primer plano de polla entrando en coño (pene en vagina, si prefieren, pero el danés utilizaría los otros términos) durante un polvo en el cuarto de baño. En el éxtasis sexual, la pareja no ve que su pequeño hijo se ha salido de la cuna.
Es el prólogo, un portento de exquisitez en B&N, en sí mismo un corto de antología. Los copos de nieve y la tragedia caen a cámara lenta, en lo que dura el “Lascia ch’io pianga” de Häendel.

Él tiene personalidad fuerte y distante. Es psicoterapeuta heterodoxo. Trabaja con hipnosis y control respiratorio. El tema es clásico en VT. En “El elemento del crimen” y “Europa” todo era hipnótico.
Aquí trata magistralmente lo onírico y subconsciente, con plástica muy seria, casi solemne. La luz del bosque es perfecta, y las animaciones digitales, medidas.
Ella expresa protesta, objeta abandono. Le ve a él muy arrogante.
En su personaje, Charlotte Gainsbourg responde a la exigencia exhaustiva. Realmente pone las entrañas. Difícil dar más en una interpretación.

¿Basta con meter en escena unas estampas de brujería, un manuscrito con escritura desintegrada, unos libros sobre la Inquisición, para que lo que ocurre se deba entender en clave satánica? ¿No es un intento forzado de dar sentido “filosófico” a la brusca violencia, a lo injustificado –en tanto es injustificable la locura— de los repentinos alaridos, agresiones, sangre, mutilaciones y desvarío? ¿Un intento de impedir que con ese giro siniestro en el mundo particular de los personajes se establezca la arbitrariedad como rumbo?

La posesión de naturaleza bestial, el brote de crueldad y furia ciega, y la sañuda espiral de reacción que genera, tal vez se podrían sostener dentro de la dinámica particular de la pareja: una terapia que se tuerce gravemente sobre la marcha.
El marco satánico quizá sea sólo para amplificar, y no línea central, estructural, por mucha apelación al espiritual Tarkovsky en la dedicatoria.
A uno le parece que se nota.
Archilupo
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