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Voto de Archilupo:
7
Drama. Intriga. Cine negro Giovanna (Clara Calamai) es una hermosa joven malcasada con el viejo propietario de un restaurante. Su sórdida vida cambiará con la aparición de un vagabundo que se convierte en su amante y al que inducirá a matar a su marido. Adaptación de la novela de James Cain "El cartero siempre llama dos veces". (FILMAFFINITY)
10 de enero de 2010
42 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Visconti asistió a rodajes de Renoir y se empapó de experiencia, que quiso aplicar a su primera película. Intentó una adaptación de “L’amante di Gramigna”, pero el gobierno de Mussolini lo prohibió. Insistió con “El cartero siempre llama dos veces”, de J. M. Cain, cuya traducción mecanografiada le había dado Renoir. Este tema americano, ambientado en la provincia italiana de Emilia y tratado a la manera francesa, sí pasó la censura.

Aparte su peso artístico, se ha discutido si “Ossessione” es la primera obra neorrealista. Parece cada vez más claro que sí.

Al ocuparse el montador Serandrei de los primeros metros, fue impactado por el material: “Para mí significó un shock; comprendí que me hallaba ante un gran director y no, como creí en un principio, ante un hombre rico que quería divertirse haciendo cine”. Le escribió a Visconti que “ya no consideraba su película como una más, sino como el emblema de un nuevo cine que podría denominarse Neorrealismo”.

De la dura novela de Cain ya existía la versión de Chenal, “Le dernier tournant” (1939). Después vinieron las de Garnett (1946) y Rafelson (1981), ambas con el título del libro.
Por veto directo de los herederos del novelista, “Ossessione” no se exhibió en USA sino en 1976. Hasta entonces la cinta fue, en parte, inexistente, también a efectos de fijar el comienzo del Neorrealismo.

Lo que Visconti quería era contestar con naturalismo francés (Carné, Renoir) al pomposo cine imperante en Italia, y renovar el modo de trabajar de los actores, para él anquilosados en clichés.
En su artículo “El Cine antropomórfico”, Visconti afirmaba: “De todas las tareas que me incumben como director, la que más me apasiona es el trabajo con los actores: material con el cual se construyen esos hombres nuevos que engendran la nueva realidad a la cual han sido llamados a vivir, la realidad del arte”.

Con el traspaso a Italia el negro argumento, situado en la Gran Depresión, mantiene su dureza y se enriquece con canciones operísticas, curas, bicicletas y locuacidad.
Giovanna se ha librado de la prostitución al casarse con el acomodado Bragana, gordo y mayor, de mentalidad simple, aun brutal. Ambos llevan un hostal-restaurante al que llega Gino, un vagabundo bien parecido. La atracción sexual se junta con la conveniencia: Giovanna necesita ayuda para deshacerse del esposo odiado.

Las turbias pasiones del ser humano ocupan la pantalla sin resquicio para el paisaje o la arquitectura. Visconti es humanista radical. Indaga figuras y fisonomías. Las estimula y exprime con su cámara cercana, apremiante.
Los actores responden bien, sobre todo Clara Calamai (Giovanna), en vivos primeros planos. Massimo Girotti (Gino) tiene buena presencia pero le falta carácter. La estrecha atención con que se le enfoca no hace sino ponerlo de relieve.

A sus casi 70 años, el film ha envejecido lo suyo pero, en tanto que casi segura pieza fundacional del Neorrealismo, posee un perdurable valor histórico.
Archilupo
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