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Voto de Archilupo:
9
Thriller. Drama. Romance Shanghai, 1942. La ciudad está ocupada por los japoneses. La señora Mak, una mujer rica y sofisticada, recuerda cómo empezó todo en 1938. Su verdadero nombre no es Mak, sino Wong Chia Chi. Poco antes de estallar la II Guerra Mundial (1939-1945), su padre huyó a Inglaterra y la dejó en China. Era estudiante universitaria y conoció a Kuang Yu Min, que acababa de fundar una compañía de teatro para fomentar el patriotismo. Wong Chia Chi se ... [+]
20 de septiembre de 2008
75 de 80 usuarios han encontrado esta crítica útil
1) En “Encadenados” (Hitchcock, 1946), la espía encarnada por Ingrid Bergman tiene que casarse con el nazi clandestino Sebastian (Claude Rains) por disciplina militante, para impulsar el plan de atraparle.
Se da por supuesto que la vida conyugal consistirá en un trámite mecánico, consumado a oscuras, sin demasiado quebranto, tampoco placer. Al fin y al cabo, es con su madre con quien Sebastian mantiene unión estrecha y edípica.
Resulta inconcebible un Sebastian follador violento e impetuoso, imponiendo una entrega ilimitada a una pareja que no quiera despertar recelos.
Las ficciones de la época no entraban en según qué detalles: sexo y deseo eran áreas veladas, oficialmente inexistentes.

“Encadenados”, aunque estrenada después de los años en que se ambienta “Deseo, peligro” (1941-1945, ocupación japonesa de China), es el paradigma clásico del cine occidental de espías.
En los cuarenta, las principales ciudades chinas, Hong-Kong, Shangai o Singapur, estaban muy occidentalizadas: en las tiendas caras se hablaba en inglés y en los cines se exhibían las mismas películas que en Europa y USA. Tal era la orientación general de la mentalidad.

En 1941 Wong Chia Chi, la protagonista de “Deseo, peligro”, entra en un cine: Cary Grant en programa doble: “Sospecha” y “Serenata nostálgica”, ambas de ese año.


2) Ella, la infiltrada abnegada y valerosa (bastante más que quienes la rodean), a quien la Resistencia patriótica ha encomendado seducir a un líder del gobierno colaboracionista, avisa a sus superiores: una mujer no es penetrada en vano por un hombre fogoso. El enemigo puede terminar entrando hasta el corazón, más allá de lo meramente genital. Y en cada unión ella tendría que entregar algo íntimo, para evitar sospechas. No basta fingir; con un hombre así no sirve.
Los jefes no quieren oír los detalles físicos del operativo. No lo encuentran materia analizable. Están formados con mentalidad clásica, como las películas de espías, y con ese estilo convencional han trazado la misión, sin sopesar un factor para ellos insignificante por desconocido: el deseo y el placer sexuales. Ni una línea al respecto en el tocho de instrucciones, que incluye los minuciosos pormenores de la personalidad postiza diseñada para la espía.

La cámara de Ang Lee sí entra en el dormitorio, considerando decisivo cuanto ocurre con los cuerpos entrelazados sobre la cama.
Con autoridad y audacia, añade a la fórmula clásica la dimensión somática, sexual, con carga argumentalmente trascendente: lo crucial sucede en las apasionadas cópulas.

Los impresionantes actores, Tang Wei y Tony Leung, infunden a los personajes el necesario deseo llameante.


3) Aportando al canon clásico una concepción moderna y una sentimentalidad turbulenta, con esta producción redonda Ang Lee demuestra otra vez que es capaz de lograr con gran estilo cualquier género de película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Archilupo
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