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Voto de Archilupo:
7
Romance. Comedia. Drama La serie de "Comedias y Proverbios" se cierra con este juego amoroso a cuatro bandas, desarrollado entre la arquitectura funcional de la ciudad y el sereno paisaje de un lago. Blanche es una chica tímida y callada. Léa es extrovertida e impulsiva. Un día se conocen y se hacen amigas. Blanche no tiene novio, Léa sí. Es Fabien, un joven y atractivo deportista, pero a Léa no le gusta el deporte. En cambio, a Blanche sí. Léa es amiga de ... [+]
15 de enero de 2010
57 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
1) Rodada en el verano de 1986, esta película cierra el ciclo de “Comedias y proverbios”.
El título del guión original, rigurosamente cerrado antes del rodaje (porque tras la experiencia con la actriz de “El rayo verde” se acabó el margen de improvisación), era “Las cuatro esquinas”.
Como en el juego, cuatro personajes cambian de posición, y un quinto trata de de quitar a alguno el sitio.
Les unen vínculos de amistad y se relacionan según el conocido principio de “Los amigos de mis amigos son mis amigos”.

Rohmer, muy interesado en las nuevas ciudades alrededor de París, a las que había dedicado documentales de TV en 1974, escogió Cergy-Pontoise para ambientar en una localidad nueva, recién estrenada, toda geométrica, aséptica y futurista, su estudio de relaciones amorosas.

2) Los jóvenes protagonistas están en consonancia con el decorado arquitectónico. Estudiantes o con empleo, vida trazada y ordenada, deporte y moderación. Viven sus confidencias y líos, la brecha entre deseos y sentimientos. Se tiran los tejos, debaten sobre la vida en pareja, sin papeles; rompen, de mutuo acuerdo, asumen el estatus de ex; se reencuentran, se entregan a atracciones cruzadas e intercambios, en proceder tan cartesiano como el urbanismo en que se desenvuelven sus existencias.

La simbiosis entre personajes y escenario, en mutuo refuerzo, es calculada y central.

Por lo mismo, cuando ocasionalmente se hallan en plena naturaleza, rodeados de bosque, aflora una emotividad más honda y turbulenta, que les desborda y asusta.

3) Se trata de formas de sentimentalidad de jóvenes especialmente contemporáneos, pero Rohmer no opina sobre su eventual frialdad o ligereza, sobre la posible falta de espontaneidad o de verdadera profundidad emocional: al describir a los personajes y narrar sus peripecias, convierte la indagación en una aventura artística, un descubrimiento.

[Rohmer: “Me gusta vivir con mis personajes, verlos crecer, enriquecerse psicológicamente poco a poco. El momento de la incubación es el más emocionante”.]

Antes que pronunciarse a favor o en contra, lo que busca es conocer, con apertura mental y formas transparentes: casi todo rodado en exteriores (y cuando no, interiores con grandes ventanales), con cámara fija, sin travelling y sin música.
Y con el dominio absoluto de los fenómenos sentimentales, unido a la total sencillez estilística que le permite alumbrar realidades vivas en tantas y tantas películas.
Archilupo
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