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Voto de Archilupo:
8
Drama Adaptación televisiva de la célebre tragedia griega de Eurípides (431 a. C.). Von Trier se sirvió de un guión escrito por Carl Theodor Dreyer para una película que nunca llegó a rodar. Después de la expedición de Jasón y los Argonautas, el héroe se casa con Medea, pero algunos años después decide abandonarla a ella y a sus hijos para casarse con Glauce, la hija del rey Creonte. Cuando el rey decide expulsar a Medea, ésta urde un ... [+]
5 de enero de 2010
29 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Asumiendo un guión que Dreyer no tuvo tiempo de realizar (como tampoco el de “Jesús de Nazaret”, publicados juntos en 1986), Von Trier homenajea al compatriota, recreando su estilo en una filmación dotada deliberadamente de textura antigua y coloración próxima al sepia.

La base argumental es la estremecedora tragedia de Eurípides, que Von Trier traslada de la Grecia clásica a un mundo escandinavo, con ropajes de aire vikingo, acción parsimoniosa, voces graves y lentas: un mundo de penumbra, definido por el agua, las dunas y los grandes espacios abiertos, totalmente solitarios.
Medea, desesperada cuando Jasón la abandona a ella y a los hijos de ambos para casarse con la hija del rey Creón, concibe su furiosa venganza.
Lanza un alegato feminista al reclamar ante el destino la libertad y derechos de los hombres. Expresar su disconformidad le reporta la acusación de brujería y malas artes, lo que acrecienta su afán vindicativo y la magnitud de la tragedia que sobrevendrá, tratada por Von Trier con énfasis brutal.

No en vano, y según el lema de la obra, la vida humana es un viaje por la oscuridad, donde sólo un dios puede encontrar el camino.

El tratamiento de la imagen, a la manera de Dreyer, da lugar a imágenes de gran belleza plástica que activan el ‘pathos’ trágico de la obra.
Imágenes como la noche de bodas, sensual juego de sombras chinescas entre velas, gasas y lienzos; el agua en sus mil formas (lluvia, oleaje, niebla, charca de juncos, desde fuera y desde dentro del líquido); las nubes brillantes y las cabezas hieráticas que se recortan contra ellas; figuras caminando por las dunas, por la arena que el viento mueve a latigazos; el cortejo fúnebre sobre el río, con antorchas alineadas; las gigantescas ondulaciones del trigal; más algunas superposiciones, y algunos virajes de color…, todo ello configura un universo visual a la medida de la vehemente rebelión de Medea, sobrecogedora historia que, al ser abstraídos sus rasgos helénicos, aún se potencia y universaliza más.
Archilupo
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