Una pareja de recién casados se detiene un momento en el antiguo hogar de la madre del marido, antes de hacer las maletas y marchar de luna de miel. Pero una extraña energía parece habitar la casa.

Richard Matheson no contribuyó para la tercera temporada con ningún capítulo extraordinario, según mi criterio. Pero algunas de sus aportaciones son altamente interesantes, como esta misma. Demuestra talento para dotar de una pátina sobrenatural a un enfrentamiento jugoso -nuera contra suegra, luchando por el alma del hombre al que quieren-, que resulta además verosímil y divertido.

Por otra parte, maneja hábilmente el suspense, creando un clima enrarecido, siniestro, sumando un nuevo enfoque a un tema manido en la serie: la vuelta -posible a veces, irrealizable en otras ocasiones- al pasado.