Oliver Crangle se dedica a recopilar información sobre las personas y denunciar a aquellos a los que considera perjudiciales para la sociedad -comunistas, subversivos, asesinos, pervertidos, ladrones, prostitutas, etc-. Obsesionado con erradicar la maldad del mundo, planea un gran golpe para las cuatro de la tarde.

Episodio con mensaje, nos muestra a una especie de J. Edgar Hoover desquiciado, inmerso en una loca cruzada, personaje que se tiene a sí mismo por un libertador o un mesías. Todavía es fácil encontrar a gente así: hoy ya no persiguen comunistas, sino que centran su atención en inmigrantes, musulmanes, gitanos y otros colectivos.

El capítulo entretiene, pero enseña demasiado pronto sus cartas. Lo ves venir. Además, personalmente, prefiero las entregas sin moraleja, esas que no pretenden convencerte de nada, frente al resto, por muy loables que sean las ideas que contienen.