Pocos años antes de que falleciera se estrenó este documental dedicado a la figura de Larry Cohen. Director, guionista, productor, cineasta genial, apasionado y rebelde, "el Cassavetes del cine exploitation", quien forjó su leyenda al margen de la industria, fue un hombre divertido y caótico, generoso y modesto, con una mente en constante ebullición. Sus productos podían resultar mejores o peores, pero siempre eran interesantes. Con sus películas ocurre algo poco habitual, y es que cuanto más sabes de cómo se hicieron, más aprendes a valorarlas.

Scorsese, Dante, Landis, y muchos otros, repasan la vida de este outsider. Desde sus comienzos como cómico, sus logros en la televisión, la influencia que ejerció en producciones posteriores, hasta la realización de sus filmes, su profunda entrega al séptimo arte. Practicó el cine de guerrilla, valiéndose de triquiñuelas para sacar adelante los rodajes, grabando sin permiso por las calles de Nueva York, poniendo en peligro a miembros del reparto, maximizando todos los recursos de los que disponía, rescatando a viejas glorias --Bette Davis, Bernard Herrmann, Samuel Fuller-, reescribiendo a toda prisa argumentos disparatados, imaginando toda clase de monstruos, ofreciendo una imagen audaz de la sociedad moderna, reflexionando acerca de temas complejos, exponiendo ideas alocadas y originales.

Fue de esos sujetos que ennoblecen el oficio. Un autor inclasificable, una mezcla de visionario y granuja. Además el tipo sabía hablar, era una fuente inagotable de anécdotas. Sólo por oírle contar algunas batallitas, como la de Andy Kauffman vestido de policía, la del funeral de Herrmann, o la de cuando convenció a Fred Williamson para saltar de un coche en marcha, el documental ya merece verse.