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Voto de Néstor Juez:
7
Thriller. Drama Jóvenes bailarines toman accidentalmente LSD mezclado con sangría y así su exultante ensayo se convierte en una pesadilla cuando uno a uno sienten las consecuencias de una crisis psicodélica colectiva. (FILMAFFINITY)
12 de septiembre de 2018
44 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Igual que hay directores que apelan a los sentimientos, el agrado y las buenas sensaciones, otros realizadores son conocidos por hacer un cine revulsivo. Por provocar, por narrar relatos que buscan incomodarnos, socavar nuestros cimientos y hacernos reflexionar. Sin duda, incluso, desagradables. Estos son los enfant terribles. Su faceta de crueldad lleva a que mucha gente les retire el favor: Lars Von Trier, Michael Haneke, Nicolas Winding Refn, Yorgos Lanthimos… (todos ellos grandes realizadores, maestros con talento). Pero nadie tiene mayor fama de hacer un cine agresivo e, incluso, insultante que el francés Gaspar Noé. Realizador de obra mucho más experimental y minoritaria que aquellos, que recurre sin tapujos y con vehemencia a la estrategia de hacernos odiar su cine (como es el caso de la excelente campaña promocional del filme que nos ocupa). Su nuevo trabajo, el cual pudimos disfrutar en un pase de prensa de Avalon previo a sus andanzas en el venidero festival de Sitges, es Clímax, galardonada con el premio principal de la Quincena de Realizadores durante el último Festival de Cannes. Servidor no sólo no aborrece a Noé, sino que tiene en cierta estima su cine, disfrutando tanto de la impactante Irreversible como de la curiosa y despreciada Love a falta de ver la que es considerada su obra más lograda Enter the void. Es el suyo un cine irregular pero desafiante, personal y formalmente ambicioso, por lo que había muchas ganas de ver la nueva película, de ahí que acudiésemos al pase con entusiasmo. Y si algo está claro es que la propuesta, la cual no puedes prever, no puede dejar indiferente, y sin duda es uno de los visionados más intensos que hemos vivido este año. Pocas películas en tiempos recientes tan sensorialmente apalizantes. Una propuesta radical de rica forma y atractivos preceptos de partida, aunque gratuita, morbosa, misógina y falta de argumento, variedad o personajes definidos. Una película de necesario replanteamiento y difícil revisitación. Pretenciosa, pero con sabrosas ideas y referencias. Desbalanceada pero fascinante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Néstor Juez
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