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España España · Córdoba
Voto de pezpozo:
8
Drama El 3 de octubre de 1940 Lluís Companys, presidente de la Generalitat en el exilio, es trasladado y encarcelado en el Castillo de Montjuïc, a la espera de ser juzgado. Las autoridades franquistas lo acusan de promover el asesinato de inocentes y de delitos de rebelión contra el Estado. Companys, derrumbado, espera la muerte convencido de que este juicio será una falacia y su condena, un mero trámite. (FILMAFFINITY)
3 de noviembre de 2016
24 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Luis Companys fue uno de los padres del separatismo político catalán. Su carrera política fue muy dilatada, durante la época del pistolerismo en Cataluña, en la que los empresarios tuvieron que contratar a pistoleros armados para defenderse de los ataques de terroristas anarquistas, ahí ejerció él como abogado defensor de los miembros de la anarcosindicalistas CNT que habían optado por lo que denominaban “acción directa”, basada en asesinar a quienes consideraban su enemigo. Eran los años 1917-1923. Claro está, esto no sale en esta película, pues de lo que este filme trata es de ensalzar a Companys como una santa e inocente víctima del franquismo.

Companys alcanzó el poder el 31 de diciembre de 1933, cuando tras la muerte del presidente de la recien inaugurada autonomía de Cataluña, Francisco Maciá, fue nombrado su sucesor. Una de sus primeras medidas fue el nombramiento de José Dencàs como consejero de Gobernación. Le encargó la formación de los escamots. Una milicia armada, vinculada orgánicamente a la formación Estat Català, con la que pretendía imponer el separatismo cuando tuvieran la mínima oportunidad. Una oportunidad que perdieron con la proclamación del Estado Catalán el 6 de octubre de 1934 pues a penas le duró unas horas y costó 110 muertos en las 10 horas escasas que duró.

Tras ser indultado con la llegada al poder del Frente Popular en febrero de 1936, este angelito y líder catalanista se radicalizó todavía más. Tras el fracaso de la experiencia de los escamots, copió el modelo de milicia armada creando, en mayo de 1936 -meses antes del estallido de la Guerra Civil-, el Comité Militar Revolucionario. Estaba compuesto por 8.000 voluntarios separatistas miembros de su partido, especialmente de las Juventudes de Esquerra Republicana-Estat Catalá, a las que dotó de 20.000 fusiles comprados con dinero público. Tras el estallido de la Guerra, estas milicias serían el núcleo del Comité de Milicias Antifascistas de Cataluña, fundadas por un decreto del presidente Companys el 26 de julio de 1936 y que sembró el terror en la retaguardia durante la guerra.

Durante este periodo, bajo su mandato y responsabilidad directa fueron asesinadas al menos 8.129 personas en Cataluña. Sin juicio ni garantías legales. En su mayor parte eran civiles pertenecientes a partidos de derechas, miembros del clero o empresarios. Ordenó la creación de campos de concentración, como el de Omells de Na Gaia y autorizó a las diferentes formaciones del Frente Popular a constituir sus propias checas. Él mismo firmaría sentencias de muerte.

De donde cabe decirle al director de este filme, Carlos Marques-Marcet, que hay que tener los bemoles muy gordos y cuadrados para presentarnos aquí a los militares franquistas que mantuvieron preso a Companys durante 13 días antes de fusilarlo, como tipos malos o desalmados y a él, que había sido responsable de más de 8.000 muertes unos años antes, como un angelito del cielo, honorable e injustamente tratado.

Obviamente, viendo esta película, queda claro una cosa: sus productores y director no son amigos de la verdad: no son filósofos.
pezpozo
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