Contrasta el mal estado físico del protagonista con su lucidez mental, y con su facilidad de llegar al corazón de los seres humanos con los que interacciona.
Es una gran película que nos hace reflexionar sobre la vejez, sobre los seres queridos, sobre los enfados, sobre las cosas que importan de verdad. Mientras haya vida, hay voluntad. 'Aún no estoy muerto!' Dice Alvin Straight, y mientras tanto luchará por hacer las cosas a su manera, haciendo ese tedioso viaje como si de esa forma purificara su alma, tragándose su orgullo, que anteriormente sólo le trajo problemas.
Lo peor de hacerse viejo es recordar su juventud, refiriéndose a los errores del pasado, pero por otro lado observamos las ventajas de la vejez en la enorme sabiduría que transmite, su paciencia y su obstinada voluntad.

Lentamente deja atrás varios cientos de kilómetros, rápidamente se hace querer por todo el mundo que encuentra en su camino, y finalmente se reconcilia con su hermano, para poder sentarse a su lado a contemplar el cielo estrellado. Es decir, alcanzar la paz interior.