Haz click aquí para copiar la URL
España España · Ferrol
Voto de Sahar:
8
Intriga En una pequeña ciudad de provincias, un médico, un carnicero y un notario necesitan comprar la casa del cartero para cerrar un importante negocio inmobiliario. El problema es que lee el correo de todos antes de entregarlo. Una vez que descubre la trama, decide que no le dará a nadie la satisfacción de ganar dinero con su patrimonio.
8 de enero de 2009
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Espléndido Jean Poiret como policía avinagrado, y descomunal Stéphane Audran como madre del apocado protagonista (un jovencito Lucas Belvaux).
Audran hace el papel de una madre paralítica, amargada por el abandono del marido, obsesiva, paranoide, despótica y dominante con su hijo, sobre el que vuelca todo su odio hacia los demás, en particular hacia el elemento femenino.
¿A alguien le suena de algo?
Efectivamente: puede decirse que Stéphane Audran interpreta a una prima francesa de la Señora Bates. Y tiene momentos geniales, como esa patética cena con su hijo, en la que come compulsivamente y se desespera, sabiendo que su hijo desearía estar en otro lugar y no con ella, mientras suena ese viejo disco que ha puesto…

La historia es muy interesante y contiene numerosos puntos de enganche (especulaciones inmobiliarias, morbosas violaciones de la correspondencia ajena, varias muertes, amoríos…) pero le falta ese plus de genio que la haga perdurar en la memoria (está bien, a ratos muy bien, se disfruta, pero siendo la segunda vez que la veía la recordaba poco).

Como en “El carnicero”, la mezcla de intriga y costumbrismo provinciano le da ese tono tan particular de Chabrol.
Como en “Las ciervas” o “La ceremonia”, se nos habla de la lucha de clases, resuelta aquí también en detrimento de los de arriba (los de abajo no suelen ser corderitos, y no están exentos de sus buenas dosis de turbiedad y puñeterismo; Chabrol es cualquier cosa menos maniqueo).
Los ecos de esta película en “La ceremonia” también se aprecian en similitudes de guión muy llamativas (como la antes citada intrusión en la correspondencia, o la trama de un hijo que cuida de un progenitor impedido, mientras siniestros especuladores ansían hacerse con su casa, que está en la historia pasada de Sandrine Bonnaire en "La ceremonia").
También hallamos esa querencia del director por la gastronomía, por el mimo y el detalle al abordar lo relativo a la alimentación.
Sahar
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow